05 ➸ "Sígueme y lo verás."

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27 de noviembre, 2015. Viernes. New York City. 19:35 pm.

Justin había podido pasar por alto de su esposa esa misma mañana, diciéndole como una excusa rápida y sin pensar, que su madre lo había llamado porque necesitaba ayuda para arreglar algo en su cocina. Pero la había cagado hasta el fondo; su fuerte nunca había sido arreglar cosas en la cocina.

Sin embargo, no le importó y partió hacia el bar en donde lo había citado su chica, Hailey. Un bar que era en el centro de Nueva York, en donde ellos podían tener un poco de intimidad porque el dueño de aquel bar era el hermano de la rubia.

En el momento que entró al bar y divisó a su chica apoyada sobre la barra, no pudo evitar morder su labio. Se veía fantástica en aquel vestido verde que realzaba su magnífica curvatura. Pasó sus dedos por la espalda de la chica para llamar la atención, a lo que recibió una sonrisa coqueta de su parte.

"¡Pudiste venir! Me alegro que hayas llegado en vez de quedarte sólo y aburrido con tu esposa en tu departamento." Una sonrisa burlona se asomó sobre los labios de Justin, bajando la mirada hacia los tentativos labios de su compañera quien se había movido del asiento para quedar parada frente a él.

Tocó su cintura suavemente mientras sus dedos de la otra mano la recorrían, pegando su cuerpo al suyo con presencia. Llevó sus labios hacia la oreja de la chica, para susurrarle suavemente. "No me perdería nunca una salida contigo. Y menos si la que me invita eres tú."

Se alejó de ella para posicionarse en el alto taburete que estaba frente a él, para posicionar a la chica entre sus piernas dejando que su bulto chocara contra el redondo y apetecible culo que ella poseía. Llamó al barman para pedirle la misma bebida que ellos pedían. Un trago liviano para ella, y un vaso de whisky para él; aunque nunca podían faltar los primeros shots de tequila para empezar la noche.

Mientras sentía el líquido quemar su garganta, no podía evitar lo libre que se sentía estando con Hailey. Libre de culpas, libre de trabajo, y libre de su esposa que lo perseguía todo el tiempo preguntándole qué haría en el día.

"¿Sabes? Hace tres días que no me tocas, y no sabes cuánto te extraño en cada segundo." Él recibió complacido el vaso de whisky que habían dejado frente a él, tomando un largo trago antes de encontrar las palabras correctas para decirle a la chica.

"¿Siguen funcionando las habitaciones de este bar? Porque podríamos rentar una justo ahora." Alzó el tono de voz por la música que yacía a su alrededor y no dejaba escucharlo, pero él sabía que ella entendería a lo que él se refería con sólo mencionar las habitaciones del club. Hailey le dio una sonrisa antes de darse vuelta y fundir su cuerpo contra el de Bieber mientras llevaba sus labios a su cuello, para morder y succionar el cuello de la camisa que él llevaba, haciéndola un lado para besar la suave piel de su amante.

No supo en qué momento fue pero sus labios se encontraban pegados a los de la rubia, al igual que sus manos sobre su trasero, apretándolo suavemente mientras ella apoyada sus manos sobre el bulto ya formado del muchacho, dándole un adelanto de lo que se le vendría en la habitación.

Baldwin se corrió de él para tomarlo del brazo y guiarlo hacia el pasillo donde se encontraba la habitación que su hermano le tenía preparada para cuando quisiera usarla, sin abandonar los labios del chico en ningún momento. De un momento a otro, Justin tenía a la chica con sus piernas rodeando su cintura, mientras su pared se apretaba contra la pared de la habitación.

El fuego recorría el cuerpo del chico por lo que no pudo evitar tirar a la chica sobre la cama para subirse sobre ella y besar sus labios nuevamente. Las manos de ambos se movían sobre sus cuerpos activamente, desapareciendo cada rastro de vestimenta que pudiesen tener.

Las grandes y poderosas manos de Justin acariciaban la espalda de la chica mientras ella acariciaba su pene con una de sus manos, moviendo esta de arriba abajo en movimientos que lo torturaban en toda su totalidad.

Justin se encontraba mareado y perdido en el lugar en donde se encontraba, pero pudo reconocer en el momento que se adentró en ella utilizando toda la fuerza posible, meneando sus caderas sobre las de la chica para lograr movimientos profundos y gustosos para cada uno. No podía parar su cuerpo, pero ni él quería parar. Se sentía completamente bien follándose a aquella muchacha que había conocido por casualidad en su trabajo. Ella era una diosa, y no la cambiaría por nada. No le importaba tener que engañar a su esposa, si de follarse a Hailey se trataba.

Tenía que admitir que mientras más se frustraba en su casa, más disfrutaba follándose a la rubia, porque el orgasmo que le otorgó fue maravilloso para los dos.

"Debo irme, nena. Tengo que volver a casa antes de que sea de madrgugada y Cassandra se dé cuenta que algo funciona mal." Dejando un suave beso sobre los de la muchacha, se volvió a acomodar la ropa, para luego abandonar el club en el que estaban.

28 de noviembre, 2015. Sábado. Residencia Bieber. 00:25 pm.

Cuando Cassandra escuchó el ruido del automóvil de su esposo estacionar en la cochera, no pudo evitar emocionarse. Llevaba toda la tarde esperando que él volviera para pasar un rato con él a solas, como hace días que no tenían.

Sin esperar mucho tiempo más, salió a la puerta trasera y esperó que la silueta del muchacho apareciera, para estirar sus brazos y envolver el cuerpo de su esposo en el de ella.

"¿Qué tal te ha ido, amor?" Murmuró ella sobre el oído del chico, causándole escalofríos por la cercanía que ambos estaban teniendo en ese momento.

"Bien, supongo. ¿Por qué preguntas?" Murmuró el chico, cerrando los ojos mientras volvía a abrazarse al cuerpo de su esposa, besando su cuello rápidamente antes de entrar a la casa y sacar su camisa, dejándola en el canasto de la ropa sucia.

"Porque ibas a la casa de tu madre, y quería saber qué tal te había ido en la cocina. ¿Cómo está Pattie?" Le contestó ella, haciéndole recordar nuevamente su mentira. Sin esperarlo, Cassandra ya tenía sus manos recorriendo el formado pecho de su esposo mientras besaba suavemente los lunares que éste tenía en la espalda.

"Bien, ya sabes. Estaba bastante ocupada cuidando sus plantas para darse cuenta que me fui." Rio el muchacho mientras se daba vuelta sobre su propio eje y miraba a su esposa que no dejaba de toquetearlo. "¿Qué es lo que intentas, pequeña?"

Con un ronroneo, ella besó los labios de su esposo, antes de tomar su mano y guiarlo hacia la habitación, sonriéndole en aquel trayecto. "Sígueme y lo verás." Le murmuró ella una vez que estuvo en la puerta de su cuarto, deshaciéndose de su remera de pijama.





Infiel ➸ jb | OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora