Capítulos 32 y 33

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Miércoles 11 de abril de 2007, 14:06 - Rafa investiga

La rueda ha empezado a girar.

Hace unos minutos he llamado a Rafa y le he pedido un favor: que fuera a comisaría diciendo que ayer noche, mientras paseaba al perro, vio a un tipo sospechoso merodeando por el pueblo. Evidentemente todo es falso –Rafa ni siquiera tiene perro–, pero puede que así logre averiguar algo sobre nuestro «amigo ». Cómo viste, si tiene alguna característica física peculiar..., cualquier cosa que pueda ayudarme cuando empiece a buscarle esta noche, vamos.

Al principio se ha mostrado reacio y me ha preguntado si iba en serio. Creía que le estaba gastando una puñetera broma. Mi rápida y breve respuesta le ha dejado claro que iba muy en serio.

Iría yo mismo si no fuera por la maldita denuncia del vecino. Es mejor no tentar a la suerte.

Estoy convencido de que les sacará algo. Otro quizás sólo conseguiría que lo echaran de comisaría de una patada en el culo, pero Rafa es mucho Rafa.

Miércoles 11 de abril de 2007, 19:52 - Comienza la caza

Ya lo tengo todo listo para esta noche. ¡Qué nervios! ¿Se sentiría Batman así la primera noche que salió a cazar criminales por Gotham City?

Rafa me ha advertido: desde que tuvo lugar la segunda agresión, la policía ha reforzado la vigilancia en el pueblo, y varios coches patrulla recorren las calles desde que se pone el sol hasta las dos de la madrugada aproximadamente, el intervalo de tiempo en que actuó el criminal en todas las ocasiones. No me ayudará que me cojan paseando a altas horas de la noche, pero de todas formas voy a salir. Por ahora no tienen nada contra mí, y hasta donde yo sé no se ha declarado ningún toque de queda, así que puedo tomar el fresco si me viene en gana. Si me encuentran ya me inventaré alguna excusa.

Lástima que no haya conseguido averiguar mucho más que pueda serme de utilidad: sabemos que el agresor viste ropa informal, de calle, y que cada vez que atacó iba vestido de una forma distinta. Llevaba guantes, eso sí, y las víctimas lo describen como un hombre alto, de un metro ochenta más o menos, y pelo oscuro. Todas coinciden en que no pudieron verle el rostro, que se veía borroso, como desdibujado.

Perturbador... Creo que me recuerda a alguna película, pero no consigo situarla. Tampoco es que importe. Esto es real, no una superproducción de Hollywood.

Rafa está algo preocupado, se lo he notado a través del móvil. Le he dicho que estuviese tranquilo, que no cometería ninguna locura, que si veía que las cosas se complicaban siempre puedo salir corriendo; además de fuerte soy rápido, y he comprobado que aguanto más que antes cuando me veo expuesto a un esfuerzo físico continuado. Me ha hecho prometerle que en cuanto llegue de mi patrulla nocturna le llame, sea la hora que sea.

He decidido salir a la calle vestido con ropa que casi nunca me pongo, así si alguien me ve le será difícil identificarme luego. Hay que ser previsor.

Un jersey de lana azul marino de cuello alto, la vieja y gruesa parka negra, unos tejanos desgastados y ajustados que mudaron del negro al gris hace años y las botas de motero, con punta de hierro, compondrán mi uniforme esta noche. Si encuentro a mi presa completaré el «disfraz» con los guantes y el pasamontañas que llevo siempre que me escapo a hacer un pico a los Pirineos.

Aparte de la ropa sólo llevo un rollo de cinta americana, para atar al delincuente si consigo cogerlo. A partir de ahí, que se encargue la policía, que para eso les pagan.

No tengo ni idea de cómo saldrán las cosas, y lo del rostro borroso me da mala espina, aunque la ley de probabilidades indique que es imposible que haya otro tipo con poderes justo en el mismo pueblo donde vivo.

En fin, el cielo empieza a oscurecerse. Será mejor que me ponga en marcha. Veremos qué me depara la noche.

Hoy me ha pasado algo muy bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora