1| Compañía

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Pronto terminaría el año escolar, tan solo tenía que aguantar un mes para salir del instituto; lugar central del aburrimiento. Me quedaría tres meses en mi habitación con nada más que posibles libros. Sin deberes escolares, sin alarmas programadas y sin la preocupación de llegar tarde a clases.

En tanto esperaba estaba obligada a seguir instrucciones académicas.

A veces deseaba volver a tener diez años, en aquel entonces mi preocupación no era más que conseguir algo entretenido con lo que pasar el tiempo, colgarme de los árboles para poder leer, aquellos donde iba cada vez que necesitaba liberarme y encontrar un poco de soledad. Y si soy honesta, es exactamente lo que necesitaba, estar sola, sin personas a mi al rededor y sin las tonterías que salían de la boca de Ryan cada que el maestro intentaba explicar los conceptos. Resultaba en verdad pesado, como de costumbre. Era lo que mejor se le daba por hacer.

Observaba por la ventana todo el exterior, aunque sin personas igual se podía apreciar el lugar, lo que sinceramente era mucho más interesante para mí que la clase del Señor Marcus.

Busqué mis auriculares en la mochila, sorprendida al hallarlos de inmediato pues habían infinidad de cosas guardadas allí que me era imposible encontrar algo al instante. Coloqué mi cabello a un costado, perdiendo los audífonos en él, evitando así, llevar un castigo por parte del maestro.

Hice un esfuerzo en hacerle creer que su clase me resultaba interesante y que, en verdad, estaba prestando total concentración. Pero mi mente estaba en un transe, en otro mundo, canción tras canción, de una manera desestresante.— ¿Me ayudas? —escuché su voz tras de mí, quité los auriculares con temor a que soltara algo al maestro, sin embargo le ignoré.

De alguna manera consiguió llamar mi atención — Por favor, esto es bastante complicado —dijo, traté de imaginar que no estaba cerca, de tal forma se cansaría de irritarme—Tink¹, no finjas que no me escuchas— «Eres tan infantil» pensé al escuchar el ridículo apelativo.

Me volví para mirarlo—. Deja de llamarme de esa manera y...quizá lo piense un poco.

      —¿A qué te refieres? ¿Tink? —dijo utilizando el tono de burla, giré mi cuerpo de regreso y continué ignorándole, lo oí resoplando—, de acuerdo, Ally ayúdame —sonreí sin que pudiera notarlo, procedí a compadecerme de él.




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A lo largo del año había notado que todo era completamente igual, la misma rutina. Y sinceramente necesitaba cambiar aquel hábito.

Quizá hubiese preferido deambular por los pasillos de la escuela, observando lo que me rodeaba para evitar hacer que mi mente entre en un estado de aburrición, pero opté por hacerle caso a Abril y sentarnos en la hierba— ¿Te gusta? —preguntó.

      — ¿El qué? — «¿El estar echada sobre el suelo dejando que los insectos tengan un buffet sobre y con mi piel? Me encanta» pensé

      —Sabes a lo que me refiero — «¿Saber qué?» volví a pensar

      — No estoy entendiendo ¿A qué viene eso? 

      —No lo sé...solo siento curiosidad por saber

       —Bueno...¿A quién te refieres? —destapé la botella que llevaba conmigo y la dirigí hacia mi boca.

      —Ryan —dijo de repente a la vez que elevaba los hombros.

      — ¿Qué? —trago en seco evadiendo el hecho de casi ahogarme—¿Te estás escuchando a ti misma?

      —Tranquila, solo preguntaba

      — ¿Por qué lo supones? Imagino que debes tener alguna razón — «¿Acaso es lo que daba a entender con mis acciones? Probablemente debería alejarme más de lo que ya intento»

      —No...no es nada, ya olvídalo, fue una tontería preguntar.

      —Está bien... —alargué las palabras dejándolas flotar en el ambiente mientras mantenía la idea de que tenía una razón específica por la cual deducir eso, sin embargo no soltaría lo que tenía en mente, al menos no a mí.


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Desde el momento en que tomé el dinero para comprar dulces debí imaginar que en un futuro no tan lejano no tendría dinero para un taxi. Por ende, caminé directo a casa, chasqueé los dedos varias veces inconscientemente mientras mi subconsciente creaba melodías interminables.— Hola, Tink — «Empezamos con lo mismo», observé de reojo y seguí mi camino— Hey —repetí la última acción—, deja de ignorarme —se posicionó a mi altura.

      — ¿Ahora me sigues?

      —Solo iba en dirección a mi casa y te vi pasar, tampoco eres tan importante —dijo en burla

      —Bueno entonces, ya que estás aquí. Cuéntame ¿Te fue bien con Megan? —no pude contener mi sonrisa al recordar la pequeña escena que montó poco antes de la hora de salida, sonreí de manera burlona abiertamente.

      —No es divertido, Alissa —su conducta era seria.

      —Es tu culpa por intentar besarle.

      —Me lanzó una bofetada.

      —Lo sé, estuve allí al igual que toda la clase, además, ¿quién querría besarte?

      —No lo sé...quizás tú —dijo con aires de grandeza.

      —Baja tu ego Ryan, quisieras —es lo último que dije y me adelanté, no tardé en perderle de vista.

Al llegar a casa encontré a mi hermana tirada en el sofá, con las piernas sobre la pared y la mitad de su cabeza sobre el aire.

      —Deberías conseguirte una vida —dije al pasar por su costado.

      —Deberías conseguir novio —responde a la defensiva retomando compostura.

      —No empieces a soltar cualquier estupidez que se presente en tu cabeza, mejor elige tus ideas antes de exponerlas al mundo, Grace

      —En mi defensa, fuiste tú quien comenzó

      —En ti está seguirme, iré a mi habitación.

      —De acuerdo, tampoco es como que me interese saber lo que haces a cada hora.

Giré los ojos sin dar respuesta alguna. Fui hasta el segundo piso mientras tarareaba una canción, lancé mi mochila al suelo, tomé el reproductor de música junto con los audífonos y presioné el botón de play.— ¡Alissa! —gritó, el volumen de la canción estaba tan alto que apenas pude notar que se encontraba parada en la entrada de mi dormitorio.

      — ¿Ahora qué? —pregunté con fastidio— ¿Es necesario que...?

      — ¿Escuchaste? Irás conmigo de compras.

      — No sé qué rayos te pasa ahora —dije entre risas—, pero no puedes venir hasta aquí y ordenarme a tu antojo. Además...no tengo ganas, prefiero quedarme aquí.

      —Irás, vamos —tomó mi mano en un intento de pararme, seguí el movimiento pero volví a sentarme en cuanto me soltó.

      —No creo querer, lo siento

      — ¿Un favor?

      — ¿Disculpa?

Suspiró profundo— Te voy a deber un favor si haces esto por mí me observo esperando respuestas de mi parte— ¿Está bien?

Sonreí— Ya qué —me levanté—, camina.


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¹ Exactamente no recuerdo la razón del sobrenombre en el momento en que fueron hechos los escritos, sin embargo se podría decir que era una de las tantas referencias hacia mi vida.

Camp love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora