Simplezas.

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Jade

Desperté con el amanecer apuntó de aparecer. Levante todo mi peso que era muy poco exagerada me dicen.

Corrí el ventanal. Salí a observar el inicio del amanecer. Una vez que estuvo el gran sol en su punto más alto volví a mi cómoda cama y me tape hasta la cabeza con los suaves edredónes.

-Jade-me moví incómoda por la insistencia de alguien queriendo despertarme.

Sentí mi cuerpo frío por el echó de que esa insistente persona me había quitado el edredón.

Abrí los ojos. Unos rizos color rojo hicieron contacto visual conmigo. Tia Lisa.

-Hey! hola-me dijo cuándo estaba sentada en el borde de mi cama.

-Uhmm?-fue lo único que mi cerebro y boca conectados pronunciaron.

-Baja a desayunar que ya es tarde-

-¿Que?, ¡No, no!, yo puse mis alarmas-tome el despertador y marcaba 6 alarmas perdidas.

-Si, Jade pero sonaron y no te despertaste.

Maldición.

Salió de mi habitación y yo corrí a la ducha.

Fui tan torpe en meterme que llevaba mi celular y iba en pijama. Por suerte mi móvil era un Xperia a prueba de agua. Saque la pijama y empecé rápidamente a tallar mi cuerpo. Mi cabeza dándole masajes semi-circulares. Calibre el agua a una temperatura media y enguaje mi cuerpo.

Salí solamente con una toalla que llegaba arriba de la rodilla. Tome mi ropa interior y la coloqué. Tome unos jeans, una blusa tipo difuminada con la palabra Dream. Y mis fieles Vans blancas.

Una vez lista solo cepille mi melena rara de pelo (china pero con friz).

Guarde todo lo necesario en mi mochila, baje las escaleras, llegaba el olor a tortitas. Tome asiento minutos después bajo Íker mi primo. Revolvió mi cabello cosa por la que hice una mueca de molestia, el se rió por lo bajo. Mi tia sirvió las tortitas y la malteada de rarezas (Chocolate, manzana, helado de vainilla, poca canela y no se que otra cosa). Pero crean o no sabe exquisita.

Terminamos de desayunar. Salí de casa antes de que Íker dijera que fuéramos en su auto. Tome mis patines eléctricos los coloqué y desvíe mi camino a la casa del señor Goldman.

Saque las bolsas de papel con la comida dentro de ellas. Por fortuna aún estaba caliente. Estacione y toque 2 veces la puerta. El señor Goldman abrió, le entregue las bolsas y agradeció, le dije que no agradecería.

Ya me iba directo a la escuela. Pero al llegar a la reja hubo alguien con el que choque. Supuse que serían Colton, Cam, Nathan, Jake, Pam, Luke, Sara, Danna, Ethan o alguno otro pero no.

Era alguien que no conocía, alguien nuevo. Cuando nos levantamos el nisiquiera pidió disculpas (digo por educación).

Me miró frío. Le miré curiosa.

-¿Quien eres tu?-dijo el
-¿Quien eres tu?dije yo

Ambos al mismo tiempo. Mire mi reloj. Dios faltaban 5min para que cerrarán puertas.

Por mucho que me hubiese gustado averiguar quien era no me podía quedar. Asi que eso hice me fui.

-Te llevó muñeca-habló ya insoportable voz de Sean. Un estúpido compañero de colegio.

Sean tenía el poder de entrar a la hora que fuese porque su papi era director. A mi no me dejarían entrar por lo que tuve que aceptar.

-Gracias-murmure cuándo subí en los asientos de atrás.

-De nada muñeca-bien no faltaba mucho para llegar y eliminar de mi vista a éste idiota.

Llegamos y corrí. Llegué a mi aula. Toque repetidas veces pero el distraído de mi profesor volteó hasta el sexto toquido.

-¿Señorita Jade a que se debe su retrasó?, ¿Como la dejaron entrar?-cuestionó el viejito.

-Buenos Dias para usted también, vera se me hizo tarde, entré con el señor Sean-lo último lo dije muy bajo para que solo el profesor escuchará.

-Oh!, pase-me dejo pasar por lo último que dije.

Tomé mi asiento que era el del fondo. Me gustaba ya que podía escuchar música sin interrupciónes de nadie.

Tome apuntes de lo que se hallaba en el pizarrón.

**

Caminaba a casa.

En el cielo se empezaban a ver truenos. En menos de 5 minutos un aguacero se soltó, abracé mi mochila a mi estómago y caminé.

La lluvia cada vez aumentaba, empapandome por completo. Mi cuerpo temblaba del frio causado por la fuerte agua y mi ropa empapada.

Ni un bendito auto pasaba para pedirle un aventon. Camine más a prisa, un coche paso salpicando demasiada agua y llenandome del lodo producido por la lluvia.

Bufe para mis adentro mientras maldecia mentalmente mi suerte de pacotilla.

-Puedo cubrirte si gustas-ofreció una voz que se me hacía conocida tras de mi.

Voltee para visualizar al samaritano con buena alma..jaja.

Era el..el chico con el que choque.

-Si y gracias.

Me cubri con su gigante paraguas, y digo gigante porque literalmente lo era y si incluyes el hule que llevaba pegado, se diría que apenas y te mojabas los zapatos.

Caminamos. Eh de decir que mi casa queda demasiado lejos del Instituto al igual que la casa del señor Goldman.

Yo temblaba de frío exageradamente. Mi cuerpo parecia gelatina, me abracé a mi misma tratando de respirar poco para asi calmar un poco el frío, era seguro que la noche tendría una fiebre del demonio.

-Ten-dijo el chico, tendiendome su chaqueta. Me la puso sobre los hombros, la acomode para que me tapara más, la observé con detenimiento porque bueno soy muy curiosa y observativa. Tenia dos pequeños parches de color vino.

Sentí mi mochila bastante mojada por la que retire de mi cuerpo ya que eso me causaba aún más frío. Levante la vista al chico, el solo miraba recto el camino sin ninguna expresión en el rostro.

Llegamos a la casa de señor Goldman que quedaba antes que la mia. El chico entró, le grite un gracias pero el ya se había metido.

Camine y camine con paso apresurado. Toque mis hombros y me di cuenta que todavía tenía la chaqueta del chico raro. Bueno no lo conocía asi que mejor no juzgó y me calló.

Llegue a casa. Abri con prisa.

Mi tia grito "un hola cariño". Pero yo ya había subido de prisa a mi habitación, me deshice de toda la ropa mojada en mi cuerpo.

Entré directo a la ducha y por más estúpido que sonará me duche con agua muy caliente ya que tenia el cuerpo echó paleta.

Seque mi cabello al igual que mi cuerpo. Coloqué mi ropa interior,un pans de tela muy delgada pero demasiado abrigadora y una camisa de manga corta. Me arroje a mi cama y me cubrí con el edredón.

Deposite mi cabeza en el aire casi tocando el suelo con mi cuerpo en la cama.

Que?
No me miren así, cada quien duerme como se le antoja.

En pocos minutos caí en los brazos del bello Morfeo.

RIESGO ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora