Ven aquí curvas, quiero sentirte

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El me miraba fijamente, podía ver el temor en sus ojos al verme llorar sin alguna razón lógica, no dije nada, ni deje que dijera nada, me abalancé hacia el, y sujetando su cara con mis manos choque mis labios con los suyos, lo necesitaba mas de lo que hubiese podido admitir, al principio el estaba en shock, no movía los labios, solo dejaba que yo lo besara, después, atrapo mis labios con los suyos, con un roce tan delicado como al tocar el terciopelo, era un beso "especial" podría decirse de esa forma, todo era lento, como viviendo el momento, había una mezcla de sabores, a menta y algo salado, era obvio que eran mis lagrimas, no había parado de llorar, creo que hasta, lloraba aun mas, pero estaba feliz, feliz de tenerlo frente a mi, feliz de poder besarlo. Paro de besarme y choco su frente con la mía, aun con los ojos cerrados.

-No sabes como me hacía falta besarte- susurro, dejando un corte beso sobre mis labios- cada vez me vuelvo mas dependiente a ti- soltó divertido, solté una risita- ¿no peleemos nunca mas si?- me rogo, tomando mis mejillas- asentí, para luego sentir sus labios sobre los míos.

Mordió mi labio inferir, cosa que me encantaba, sadomasoquismo supongo, el punto era que moría cada vez que lo hacia, era la maldita cosa mas deliciosa del mundo. El beso se fue intensificando, y ninguno de los dos paraba, no podía seguir en puntillas, así que con rápido movimiento abrace su cuello y enrosque mis piernas en su cintura, el sonrío en medio del beso, y dejo mi cara para poder tomar mis piernas y que no callera en cualquier momento, apoyo mi espalda en una pared, y paro de besarme, abrí los ojos de golpe, me miraba con una sonrisa.

-Dime que te hacia falta- siseo coqueto, con esas chispa en sus ojos.

-Me hacías mucha falta, mas de lo que podría admitir- exclame agitada, sonrió abiertamente, y por un momento pude ver, que estaba feliz, esa mirada me lo decía, cerré los ojos, dándole una señal de que quería que continuara, entendió perfectamente, porque en segundos estábamos besándonos como si no hubiese un mañana.

Cuando pude tocar el suelo, tome el cuello de su camisa, y conduje hasta mi cama, hice que se acostara, mientras yo gateaba hasta estar sentada en su abdomen, su mano se poso en el pequeño escote de mi camisa, y con fuerza halo desatando los botones de la pijama, la lance a algún lugar de la habitación.

-Eres un experto en esto- musite divertida, sintiéndome un poco avergonzada a mi falta de ropa- ¿no crees que es tu turno?- señale su camisa.

-Necesito un poco de ayuda- susurro guiñándome un ojo.

Tome el borde y tire hacia arriba, el elevo las manos mientras yo me deshacía de esa prenda, puedo jurar que cuando la lance, cayo sobre mi tocador, pero no me importo, cuando lo sentí halar de la unión delantera de mi brasier con su dedo índice.

-Ven aquí curvas, quiero sentirte- mordí mis labios mirándolo fijamente.


la venganza es dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora