Capítulo 3
Desperté a las 10:30am, Alex ya no estaba en la cama. Me enrolle en la sabana y fui al baño. Cuando regresé Alex estaba en la habitación, frente al espejo haciendo el nudo de su corbata.
Me quede parada en la puerta, no sabía qué hacer. Era extraño tenerlo de regreso aquí, en nuestra recamara.
—Buenos días pequeña traviesa. —Dijo con una sonrisa.
Sentí corrientes de calor por todo mi cuerpo. Miedo disfrazado de alegría. —Buenos días Alex. —Dije alargando la 'e'.
El caminó hacía a mí, me envolvió en sus brazos y después me besó. Me tomó por sorpresa. —mmm justo como los recordaba. —Dijo refiriéndose a mis labios.
Sonreí por su comentario. Estaba siendo adorable y yo no sabía cómo responderle.Narrador normal
Alex se fue a trabajar y Adele se metió a la ducha. Su amigo Michael, quien tenía un salón de belleza en el centro de Londres llegaría en cualquier momento para peinarla y maquillarla.
Adele salió de la ducha y se enrollo su bata de seda. Justo a tiempo llegó Michael.
—¡Uy! Parece que pasó un tornado por esta habitación. —Dijo abriéndose paso en la habitación.
Adele soltó la risita de sólo recordar lo sucedido ayer por la noche. —Lo siento, estaba desesperada por encontrar un vestido.
El la miró de reojo y empezó a instalar sus maletas. —Necesitare algo de amplio espectro para esas bolsas, mírate parece que has llorado toda la semana.Michael no se andaba con rodeos, él no tenía pelos en la lengua. No se detenía para decir lo que pensaba. Adele solo agacho la mirada, había estado llorando toda la semana... más bien los últimos meses.
—¿Y el amargado de Alex irá? —Preguntó Michael.
Negué. —Mmm no lo creo... siquiera sabe que voy a ir.
El soltó un sonido de asombro. —Dios te agarre confesada querida, se desatará le tercera guerra mundial cuando se entere.
Adele rió. —No, no creo. Según mis cálculos llegaré antes que él.
—Pues que no te tome por sorpresa...En eso Adele recibió un mensaje de texto de Alex.
-¿Azul o negro?Adele frunció el ceño ante el extraño mensaje, después respondió.
-Negro...Narra Adele
Michael terminó de maquillarme y después me ayudó con el vestido que había elegido. No parecía la Adele que lloraba todos los días encerrada en la recamara. Hoy tenía un brillo especial en mi mirada.
—Michael haces milagros. —Dije conmovida al verme al espejo.
El me volteo a ver, pues ya estaba guardando las brochas y su material. —No hay mujer fea, sino pobre. —dijo riendo.
Suspiré y admire mi rostro. —Gracias Michael, gracias. —Dije dándome vueltas una y otra vez en el espejo.• Recuerdo •
—¿A dónde vas? —Alex gritó cuando escucho la puerta principal abrirse.
Adele se encogió de hombros. —Iré con Laura, cariño no tienes por qué exaltarse de esa forma.
—¿Sabes qué? No te creo. Así que de aquí no sales a ninguna parte.
Ella arrugo las cejas. —¿Que sucede contigo Alex?El la sujetó del brazo y la jaló hacía el.
—Alex, me estas lastimando... —Dijo con la voz quebrada.
—Seguro vas con tu amante. —la empujo hacía el sofá.
Adele se fue rápidamente a la puerta. —¡Estas muy ebrio Alex! No sabes ni lo que dices...Alex apenas podía mantenerse de pie. Se acercó bruscamente a Adele y levanto la mano.
• Fin del recuerdo •
Derramé unas cuantas lágrimas en silencio. Me limpié rápidamente para que Michael no me viera así.
Desde hace mucho tiempo que no me sentía bonita, bien conmigo misma.