Capítulo 8 - Pedro... Soy gay

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Nuestros labios estuvieron tocándose durante unos 10 segundos... Yo estaba paralizado, no sabía que hacer, como reaccionar... De repente Pedro se apartó corriendo, y se fue a una esquina de la habitación como asustado, con miedo.

-No me pegues... Por favor...- Dijo él temblando.

Me acerqué hacia él, que cada vez estaba temblando más... Y le devolví el beso...

-¿Pero... por qué?- Preguntó el un poco más tranquilo.

-Primero... creo que tú me debes una explicación...

-Verás... Cuando tú llegaste nuevo al colegio me llamaste la atención y no solo físicamente... Me has hecho experimentar sensaciones que ninguna chica antes me había hecho sentir... Contigo estaba realmente a gusto en todos los sentidos... y pues... creo que soy gay...- Dijo Pedro.

-Pedro... Creo que ahora es el mejor momento que tengo para decírtelo... Soy gay.- Le respondí.

-...

-¿Pedro?

-¿Me lo estás diciendo en serio?- Dijo él con la sonrisa más brillante y más grande que le había visto nunca.

-Claro Pedro, es más... Cuando yo llegué el primer día te vi y fue como un flechazo... Por fin mi angelito alado ha tirado la flecha al chico perfecto... Y por si tienes dudas... Pedro, me gustas...

-Yo no soy perfecto.- Dijo Pedro

-Sí lo eres.

-Tú sí que lo eres.

-¿A que te callo?- Dije yo en tono desafiante.

-Atrévete.- Contestó él.

Entonces volví a acercarme a él y le besé pasando mis manos por su pelo y por su pecho... sus abdominales... metiendo la mano por dentro de la camiseta... Empecé a introducir mi lengua en su boca y el hizo lo mismo... Sentía como las dos lenguas se tocaban y jugueteaban... me encantaba esta sensación.

-Vamos a volver a la habitación y seguimos con la play, ¿vale?.- Dijo Pedro con una cara de felicidad indescriptible.

-Vale.- Contesté.

Estuvimos jugando por un rato más, le volví a pedir que me explicase los controles porque estaba muy perdido y él hizo lo mismo, se sentó detrás y me agarró las manos con el mando... Pero esta vez empecé a sentir una respiración en el cuello... Y en seguida sentí sus labios besándome el cuello... Era mi punto débil, solo un beso en el cuello me ponía muchísimo y más si era de Pedro. Se me llegó a escapar algún pequeño gemido pero el solo se rió un poco y volvió a besar mi cuello. ¿Qué podría ser mejor?

-Mierda...- Dijo Pedro

-¿Qué pasa?

-Creo que te he dejado marca...

-¿¡UN CHUPETÓN!?- Dije yo. -Dime que se ve poco... como lo vea mi madre me mata.

-No se ve mucho, la camiseta puede taparlo. 

-Me acuerdo de una noche que yo tenía un chupetón y fui sin camiseta a hablar con mi madre y no se fijó y a la mañana siguiente lo vio y me dijo: ¿es un chupetón? Aun que ayer por la noche no lo tenías... Y yo le dije que me habría dado un golpe mientras dormía o algo. La excusa cuela una vez, y malamente, así que dos no.- Dije yo riéndome.

-Tranquilo guapo, es pequeño, tardará poco en irse.

-Estoy ya cansado de jugar a la play, ¿jugamos a otra cosa?

-¿A qué?

-Que me dices de...

Le ayudé a levantarse, le pegué un empujón, le tiré en la cama y yo me tumbé encima y empecé a besarle por toda la cara y todo el cuello.

-Me parece genial.- Dijo él

Me encantaba dar besos en el cuello, pero si hay algo que me guste más que dar besos en el cuello es recibirlos.

-Quítate la camiseta.- Le dije yo

Empezó a quitarse la camiseta y yo le ayudé... La perfección existe. Lo pude confirmar en cuestión de milésimas de segundo. Tenía el cuerpo perfecto, no había visto un cuerpo tan perfecto nunca. Simplemente me encantaba. Empecé a tocarlo con mis manos mientras le besaba y era genial. Decidí empezar a bajar con los besos... volviendo a pasar por el cuello... Luego cada uno de los pectorales con sus respectivos pezones... Seguí bajando hasta los abdominales. Estaban muy marcado, en definitiva me encantaban y empecé a besarlos uno a uno... y seguí bajando hasta llegar a la zona de la goma del calzoncillo; es una zona que me encanta, me pone mucho ver la goma... Volví a subir y volví a besarle.

-... Me toca.- Dijo Pedro quitándome la camiseta.

Me tumbé en la cama y el empezó a besarme... recorrí todo su cuerpo con mis manos... pero cuando Pedro estaba besándome en la barriga... llamaron a la puerta y la puerta se abrió.



La Curiosidad Mató Al HeterosexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora