Abrázame...

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Después de haber pasado lo que pasó entre Jorge y Clara, ambos sabían que era casi imposible intentar siquiera volver a separarse, las cosas ahora eran distintas y su amor mucho más grande...

Así pasaron algunas semanas sin esconder lo que sentían, guardando un poco la efusividad de los besos que se daban en público para que sus encuentros privados tuvieran la dosis extra de pasión que ambos necesitaban... pero como la vida es una ruleta rusa y a veces se está arriba y otras veces abajo, no todo siempre es miel sobre hojuelas y a Clara y Jorge les tocaba pasar por algunas pruebas más para poder decir finalmente que ganaron la guerra... la guerra en el amor.

 La vida les tenía preparado un momento bastante agrio...

Clara comenzó a vivir en un departamento que queda a unas cuadras del Convento Santa Rosa, siguió como maestra de catequesis en el colegio y su horario era de ocho de la mañana a tres de la tarde, a veces aprovechaba a quedarse a comer ahí y platicar con sus antiguas compañeras y a tomar el café con la madre superiora, disfrutaba mucho compartir con ella pues era como su madre, la quería mucho, aprovechó la tarde del viernes para saludar a Concepción y platicarle que su relación con Jorge iba viento en popa y que no podía explicar con palabras todo lo feliz que era, en ese momento interrumpió la conversación una llamada telefónica para la madre superiora y ésta atendió; durante la llamada su rostro se desencajó, se puso pálida y su tono de voz cambio a angustia en pocos minutos; Clara comenzó  a sospechar que algo estaba mal.

Al cortar la llamada Clara le preguntó a Concepcion que era lo que había sucedido, qué le habían dicho por teléfono a lo que contestó que iban a ocurrir algunos cambios jerárquicos dentro de la Diócesis y que desde la curia le habían hablado para notificarle que tenia que hacer su carta de renuncia al puesto de Madre Superiora y dejar todo en orden pues en tres días iba a ser trasladada a la Ciudad de México para trabajar directamente con el Obispo de Cuernavaca, Morelos; pues había sido seleccionada para emprender la misión en ese país.

Clara no sabía que decir, las palabras se le quedaron atrabancadas en la garganta...

Concepción, la tomó de las manos y le dijo que la necesitaba, necesitaba de su apoyo porque no podía dejar el convento a la deriva y menos ahora que las cosas se iban acomodando después de tantos contratiempos y situaciones que nublaron un poco el camino dentro él.

Clara sin dudar le respondió que contaba con ella y que podía hacerse cargo del convento, que no se preocupara pues ella podría organizarse con la hermanas y hacer que todo siguiera como hasta el momento y mejor, y que ahora que contaba con Jorge las cosas iban a estar mucho mejor, el podría ayudarla muchísimo.

Concepcion aceptó de inmediato y comenzó a hacer los tramites para el cambio, pero primero tendría que hablar a la curia para confirmar y solicitar que sea Clara Anselmo la responsable aunque ya no fungiera como religiosa, sino como laica.

Al hablar Concepción a la curia y solicitar el cambio y delegar la responsabilidad sobre Clara, le dijeron que aceptaban la condición y que no había inconveniente mientras la persona encargada esté capacitada para la responsabilidad en todos los aspectos, desde físicos, espirituales y morales.

Concepción al recibir la carta de aceptación de Clara para ser la nueva supervisora y administradora del Convento Santa Rosa y del Colegio del mismo tomó el teléfono para informarle que asistiera a su despacho para ponerse de acuerdo para dar la información al día siguiente antes de tomar el remís para el aeropuerto.

Al día siguiente convocaron a los alumnos del colegio y a las hermanas religiosas del convento en la plaza de éste y bajo una ceremonia bastante informal Concepción le pasó la estafeta a Clara como la nueva responsable de todo. Los alumnos y las hermanas respondieron alegres al cambio y le desearon a Concepción mucho éxito en su nueva misión.

Clara por su parte después de tres días con mucha incertidumbre comenzó su labor en el convento y en el colegio, no tenia mucho tiempo para hablar con Jorge y acababa de surgir un asunto que resolver de inmediato en el convento, les hacia falta profesor de Ciencias y no tenía ni idea de dónde localizar a uno apto para impartir clases ahí, pues es todo un requisito ser profesor en un colegio católico; después de pensar mucho habló con un par de directores de otros colegios y le recomendaron a tres maestros a quienes les hablo por teléfono y dos dijeron que tenían sus horas completas que agradecían la invitación pero que no podrían ser parte del Colegio en esos momentos; el tercer profesor no contestó la llamada, Clara se sentía tan cansada de todo el trabajo del día que decidió ir a descansar, tomó su blazer amarillo, sus lentes y su portafolio, abrió la puerta y en ese momento sonó el teléfono, regresó de inmediato y respondió...

Era el profesor que no había respondido a la llamada, ella le explicó el motivo de su llamada y éste le dijo que si podría hacerse cargo de la materias y que mañana a primera hora estaría en el Convento para platicar sobre los horarios de clases, agradeció a Clara tomarlo en cuenta... Se despidieron y quedaron de verse al día siguiente.

Clara sintió un gran alivio pues pensó que en ese momento tenía un pendiente menos en la lista... 

Ahora en ese instante lo único que deseaba con tantas fuerzas era llegar a su casa, quitarse los zapatos, caminar descalza hacia la ducha y darse un largo baño con agua tibia y esencias de flores y azahares para relajarse y que Jorge apareciera como por arte de magia en ese baño y la llenara de abrazos y muchos besos... pero sabía que eso no sería posible porque él estaba en un viaje de trabajo y regresaba hasta el día siguiente... habían sido días bastante cansados y no había podido siquiera compartir un poco de lo que pensaba o sentía con nadie, en ese instante sintió la soledad, una soledad de manera distinta... no como la que había experimentado veinte años atrás...

Llegó a su casa e hizo todo lo imaginó... ya estando en la tina con mucha espuma a su alrededor, se recostó de un lado y cerró los ojos... pensaba y añoraba tanto a Jorge...

 y entonces dijo entre dientes: -Jorge, mi amor... ¿Dónde estás?

En ese momento le respondieron... : "Aquí estoy mi amor..."

Clara inmediatamente del susto abrió los ojos y lo tenía a Jorge frente a ella, mirándola con una sonrisa en los labios...

C: Jorge! Me asustaste!

J: Perdón, te veias tan linda pensando en mi... y cuando me hablaste me fue imposible no responderte... No quería asustarte,  pero acá estoy...

Lentamente Jorge se fue quitando la ropa entre un bailecito sutil para Clara y ella se sonrojaba... hasta que quedó completamente expuesto para ella y se fue metiendo a la tina... 

C: Abrázame mi amor...

Jorge al escuchar eso la tomo entre sus brazos y la abrazó fuerte y con mucho amor...

Se abrazaron y besaron, Clara se acurrucó en el pecho de Jorge y éste la contuvo y la amó desde la punta del pelo hasta la punta de los pies...


Continuará...



Mentira que el amor se nos fue de la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora