III
El rango de detección de Genos abarcaba unos fabulosos 500 metros cuadrados de área desde su posición actual; por lo tanto, cuando hubo detectado la presencia de Tatsumaki, ésta optó por inmovilizarlo antes de que él pudiera darle la bienvenida atacándola con su incendiario arsenal. No era de sorprender, pensó Genos empotrado en la pared del cuarto de baño a sabiendas de que sólo podía tratarse de Tatsumaki y su difícil carácter.
– Otra vez... esa mocosa... – pensó mientras intentaba inútilmente despegarse de la pared.
Amordazado contra el muro, sus sensores detectaron otras dos presencias ingresar a su campo de rastreo, y juzgando por la dirección en la que venían sin apuro alguno, Genos supuso que sólo podía tratarse de su maestro, aunque aún desconocía al otro sujeto que lo acompañaba.
– ¡Oye tú, chatarra! Dónde están mi hermana y el cabeza de bombillo, ¿eh? – señalándolo acusadoramente con el dedo, limitándose a despegar el rostro del cyborg de la pared.
Escupiendo un trozo del concreto – ¿Por qué supones que eso debería ser asunto mío? –
– Porque tú eres su mascota y por lo tanto debes estar muy enterado de todo lo que hace. –
– Sensei no tiene tiempo para trivialidades si eso es lo que te preocupa. – Dijo simulando una convincente sonrisa en su rostro, causando que Tatsumaki volviera a empotrarlo con brutalidad en el muro. En realidad prefería estar ahí en lugar de escuchar sus molestos gritos infantiles.
– ¡¡Cállate, pedazo de metal inservible!! – Chilló ruborizada por la insinuación, volviendo a despegar el rostro de Genos de la pared. – ¡No es de eso de lo que estaba hablando...! –
– Pues no sabemos nada de tu hermana, así que lárgate antes de que pierda la paciencia. –
Antes de que se le pudiera ocurrir otro tipo de castigo para el cyborg, ambos se miraron en silencio al escuchar que alguien acababa de agitar unas llaves al otro lado de la puerta del departamento. La peli verde le dirigió una encendida mirada que decía: "me las pagarás luego", y abandonó el cuarto de baño dejando a Genos aún empotrado contra la pared.
Durante el corto transcurso de tiempo en que perduró un silencio total en el departamento, antes de que los héroes discutieran y levantaran un desorden en la sala, Genos rememoró una voz femenina en la oscuridad del concreto. La oía como si alguien a su lado acabara de susurrarle al oído. Se trataba de una insistente desconocida que sólo recordaba en sombras, antes de caer sumergido en un profundo sueño que duraría varios días hasta el término de la reconstrucción de su inservible y carbonizada estructura. Esto a causa de una misión que pudo costarle la vida.
– Han pasado cuatro años desde que sus terminaciones nerviosas sufrieran alguna estimulación ¿no es así, doctor? – indagó una voz femenina la cual no conseguía identificar y, sin embargo, acababa de cogerle un recelo total. – Es normal sentirse confundido ¿no es así, doctor?... –
Al oír aquellas palabras, las había despreciado tanto por su veracidad como imaginaba que ellas también lo despreciaban a él por ser un cyborg desprovisto de cualquier tipo de sensibilidad. Sin embargo, hacía mucho que Genos había aceptado esa realidad. Las sensaciones limitaban los más arrebatadores propósitos de las personas ¿o no? Podían volverlos... débiles y cobardes...
– Ya pasaron... cuatro años... – dijo para sí mismo mientras oía a su maestro ingresar al cuarto de baño. – Yo... ya no los necesito. – Convenciéndose a sí mismo de que era lo mejor para él.
A medida que el poder psicoquinetico de Tatsumaki se debilitaba y sus extremidades parecían obedecer a sus intenciones, Genos se limitaba a pensar en que, allá afuera residiendo en alguna parte en ciudad Z, existía alguien que creía poder conocer o dialogar sobre su actual condición como si de una absurda investigación de preescolar se tratase.
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One Punch Man - Inteligencia Artificial
FanfictionSaitama es un hombre de 25 años de edad, héroe y sensei de Genos, que lucha constantemente contra una crisis existencial a causa de ser el hombre más poderoso del planeta. Sin ningún oponente digno de su fortaleza, el aniquilante poder de Saitama lo...