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Narra Luke.

Me levanté temprano a preparar el desayuno para _____.

Pero en realidad creo que esta vez no quería despertar a su lado.

Tenía miedo.

Si, tenía miedo.
Miedo de que ella despierte y recuerde las palabras que me dijo anoche.

Y las palabras que yo le dije.

Nada.
No le di mi respuesta.
Y lo último que quería era empezar los últimos dos días con el pie izquierdo.

Por supuesto que quería decir lo que sentía.
Pero ahora ya no vale la pena.

Solo dos días Luke.

Me repetí en mi cabeza.
Cuarenta y ocho horas.

Y después de esas horas ella va a odiarme, probablemente hasta que encuentre a otra persona.

Alguien mucho mejor que yo.
Y estaba seguro de que lo haría.
A ella no le costaría para nada encontrar algún chico que esté dispuesto a estar con ella, como yo no supe hacerlo.

Suspiré y di un trago al vaso de agua que se encontraba en mi mano.

Seguía debatiendo en mi mente si hablar con ella o hacer como si nada hubiese pasado.

La segunda opción sería muy cobarde.

Me dije a mi mismo.

Me recargue en la barra de la cocina y despeiné mi cabello.

Los nervios me comían por dentro.
Ella no tardaría en despertar.

Seguí preparando el desayuno y de alguna forma tratar de distraerme.

No tenía planes para hoy, así que podría salir con _____ un rato.

-Mierda, Michael.- Recordé.

Mi amigo iba a venir hoy en la tarde a ayudarme a preparar las cosas para volver a Australia.
Él pasaría todo un semestre allá conmigo y mis padres en cuanto el período que tengo como el "niñero" de _____ termine.

Realmente quería pasar este día con ella.

Segundos más tarde de terminar de hacer el desayuno completo apareció en la cocina.
Su cabello estaba despeinado y tenia unas visibles ojeras de bajo de sus ojos.

Pero seguía siendo preciosa.

La observe restregarse los ojos uno segundos hasta que se dio cuenta de mi prevención.

-Hola Luke.- Dijo tranquila caminando hacia mi, dejando un corto beso en la comisura de mis labios.

Suspire y me tranquilicé por un segundo al escucharla hablar como siempre me hablaba.

Nada cambiaría, al parecer.

Por ahora.

-Hola hermosa.- Le sonreí y dejé su desayuno en frente de ella.

Gruño.

-No quiero desayunar...- Dijo ocultando de rostro entre sus brazos.

Negué con la cabeza y besé su hombro.

-No me levanté a las seis de la mañana para nada.- Me senté a su lado.- Come.

Saco su rostro de entre sus brazos y observó el plato de comida detenidamente.

-No le puse veneno a tu desayuno.-La miré mal.

Ella solo sonrió y arrugó su nariz.

-No tengo ganas de comer.- Acercó su rostro al mío y besé sus labios cortamente.

《El Niñero》L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora