Siglo κ

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He de afirmar incluso hoy en día que las noches que estoy viviendo, están llenas de insomnio. Que si recordar aquellos momentos en los que se tenía forzadamente que decir buenas noches a aquellos con los que querías hablar todo el tiempo aún cuando no hubiera un tema en especial, o la vista de las ventanas de las distintas habitaciones en las que había yo de dormir estando a la espera de que alguien hiciera una escena que no necesariamente tendría que involucrarme, o la música que condecoraba la oscuridad con colores a veces mejor percibidos por los oídos en aquella momentos románticos en los que pensaba en aquella persona que era especial.

Que el despertar a horas tardías, en especial los fines de semana, llegaba a formar parte de mi rutina (pues un observador de sueños no puede rendirse a poder observar la mayor parte de la trama que puede llevar a tener premoniciones). Todo eso cambio a tu lado.

Ahora ni eso, el conocerte me dio menores razones para dormir, pues sabía que eso podría reunirnos pero también separarnos; podía sentirse un duo de emociones que en conjunto provocan el insomnio: síndrome de soledad en la cama y las ganas de que fuera el día siguiente lleno de amor.

Diario de un enamorado bajo ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora