-¡¡Adrián!!.-la voz de mi hermana Valeria me hizo despertar de un brinco.
La miré borrosa y cubrí mi cara con las manos.
-¡Vamos Adrián! ¡Levantate! Tienes que llevarme a la escuela.-suplicaba.
-¿Y mamá?.-pregunté frotándome los ojos.
-Se fue temprano y me dijo que me lleves a la escuela antes de que te vayas a la universidad. Y faltan quince minutos para que toque la campana y sabes muy bien que no me gusta llegar tarde, así que apresurate Adrián o atente a las consecuencias.-me mira desafiante y añade.-¡Ah! Lo olvidaba, quedé con Samaria de ir a recogerla a su casa para que vayamos juntas a la escuela.
Sam...
Ya pasó una semana desde la última vez que la vi. Antes no pude porque estamos en un rollo de exámenes, trabajos y proyectos. No me da tiempo casi para nada. Por ése motivo no paro mucho en casa y no veo muy seguido a mi hermana o a mamá.
-Déjame ponerme algo de ropa y nos marchamos ¿Está bien princesa?.-le digo tiernamente. A pesar de todos mis problemas, ella es mi fuerza para seguir adelante, yo soy su ejemplo a seguir y no quiero desilusionarla, no a ella, ni a la pequeña Sam.
Antes era el número uno en todo, lo sigo siendo, pero mi adicción es el problema.
Si papá no hubiera muerto... Yo...
No lo sé.
-Okey mi rey.-me da un beso en la mejilla y se marcha.-te espero en el auto.-grita desde abajo y yo sonrío.
Me apresuro a ponerme ropa.
Lo primero que encuentro.
Consiste en unos vaqueros desgastados y una camiseta de color verde pálido, lo sé, jamás convino mi vestimenta adecuadamente, pero soy hombre, y no tengo un sentido de la moda actual como lo tiene cualquier mujer e incluso un hombre.
Me pongo unos tenis nike en color blanco y una gorra del mismo color hacia atrás.
Agarro mis llaves y vajo las escaleras.
Salgo al jardín de adelante y Valeria ya me está esperando en el asiento del copiloto como lo anunció.
-¿Tienes dinero para tu deyasuno?-pregunto mientras abro el portón automático desde un control remoto que da a la calle.
-No, ya he desayunado en casa.-dice y ya nos encontramos en marcha a la casa de Samaria.
Le extiendo un billete de veinte, los recibe con una sonrisa y le digo.-para tus necesidades princesa.
-Con todo el dinero que me das, ya daba para que me haya comprado un Ferrari.
Río y niego con la cabeza.
-Aprende a ahorrar tu dinero Valeria. Yo te lo obsequio para que aprendas a ser responsable. En algún momento necesitaras y ya vas a tener guardado.-La miro por el rabillo del ojo y me está prestando atención.
-Tu eres perfecto.-se acerca y me besa la mejilla.
No, no soy perfecto, soy un monstruo.
Le sonrío y no digo nada mas.
-Llegamos.-musite estacionando el coche en frente de la casa de mi ángel.
-¿Cómo sabías donde vivía Samaria?-entrecierra los ojos y se cruza de brazos.
-Pues, verás...
-Valeriiii.-sale corriendo Samaria.
-Samiiiii.-responde mi hermana con el mismo entusiasmo.
Se la veía tan hermosa con ése vestido azúl, con estampados de color amarilo y blanco, parecía una princesa.
Es una niña y no quiero ilusionarla, ella se merece algo mejor que un drogadicto como yo.
Un nudo se formó en mi estómago al pronunciar lo ultimo.
No puedo dejar eso, simplemente no puedo, no soy capaz y no tengo la fuerza de voluntad necesaria para lograr aquello.
Subió a la parte trasera del auto.
Y su expresión cambió drásticamente cuando me vio.
¿Y ahora que hice?.
-No sabía que vendría tu hermano, pensé que era tu mamá la que vendría por mi.-me mira dudosa por el espejo retrovisor.
-Mamá salió temprano de la casa, y no quedaba mas opción que Adrián me lleve al colegio.-contesta sonriente.
-Bueno, en ese caso como ya todo está aclarado, nos vamos.
Las dos asintieron.
Observé por el espejo que Samaria no llevaba el cinturón de seguridad y le dije: -Sam, haz me el favor y te pones tu cinturón.
Capto y atención y hace lo que le ordené sin poner prejuicios.
Sonreí.
Valeria encendió la radio y empezó a sonar la canción Sorry de Justin Bieber
La cantaron a todo pulmón hasta que llegamos hasta su establecimiento.-Adiós hermano, te llamo para que me recojas ¿Si?.-me da un beso en la mejilla y baja seguida de Samaria.
-Adiós chicas, se cuidan.-me despido haciendo un ademán con las manos.
Valeria me lanza un beso y Sam agita la mano y yo le devuelvo el gesto sonriente.
Las sigo con la mirada a ambas para aserciorarme de que entren.
Un chico de mas o menos la estatura de Valeria se acerca a Sam y la sangre me hierve.
¿Celos?
¡Si!
El muy idiota la toma de la mano y entrelazan sus dedos, la besa en la frente.
¿Ese chiquillo es su novio?
Por lo visto sí.
Pero no debo meterme en su vida, ella es muchísimo menor que yo.
Y ella debe permanecer rodeada con personas acordes a su edad.
Y debe tener un novio de su edad también, por supuesto.
No debo meterme con ella.
Puse el auto en marcha y me dirigí a mi casa para poder despejar mi mente en una ducha relajante y luego ir a la universidad.
Debo seguir con mi vida y dejar a un lado a la pequeña Sam.
En Multimedia.
El chico lindo del cual aún desconocen su nombre ♡
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¿Mi Mayor Adicción? Tú
JugendliteraturAdrián está metido en un pozo sin salida luego de la muerte de su padre. Las drogas son lo único que le hacen olvidar sus problemas. Hasta que conoce a la pequeña Samaria, la mejor amiga de su hermana menor de trece años, Valeria. Él tiene diecinuev...