¿Por qué?

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Es una catástrofe. No consigo ver más allá de dos metros. Cortinas de humo hacen que tosa y que me lloren los ojos sin que lo pueda evitar. Me pongo un pañuelo húmedo en la nariz. ¿Quién puede haber sido el que en pleno siglo XXI haya arrasado con un pueblo pesquero como si de la Edad Media se tratara? Lo han quemado todo poniendo gasolina en puntos estratégicos y nada se ha salvado. Ni siquiera el puente que nos comunica con nuestros pueblos vecinos. Todo quemado. Veo a la señora Green llorando en la puerta de su casa, que es lo único que mantiene el color, y no se ha ennegrecido por el humo. Miro atrás y veo mi casa chamuscada. No tengo seres queridos por los que preocuparme. Mi mujer me abandonó hace un par de años y nunca tuvimos un hijo pese a mis infinitas ganas de tenerlo. Ahora me alegro de estar solo y no tener más perdidas que las materiales. 

Todos nuestros barcos puestos en fila han sido consumidos por las llamas. Todos salvo el del alcalde casualmente. Sé que no es momento de pensar en sospechosos ni inocentes. Es momento de ayudar, pero es inevitable que las teorías más suspicaces acudan a mi mente. Miro colina arriba ahora que se ha disipado un poco el humo y compruebo que la casa del alcalde está intacta. Alcanzo a ver que su mujer está en la puerta. Tal vez llorando, tal vez riendo, tal vez actuando. ¿Quién sabe? Yo desde luego solo pienso en mi pobre barco. Muchas pequeñas aventuras me han pasado en él, como aquella vez que mi compañero Jason volcó y tuve que recorrer más de una milla para salvarlo, con la corriente en contra y unas olas de tres metros que a duras penas soportaba mi pequeño, pero valiente barco. 

Dejo mis recuerdos a un lado y me paro a pensar en la gente del pueblo. ¿Habrá alguien herido? No creo que nadie haya muerto a causa de las llamas. El señor Monroe dio el aviso muy rápido, porque aún estaba despierto cuando empezó a ver las llamas a través de la ventana y fue corriendo puerta por puerta gritando que el pueblo estaba ardiendo. Ha sido imposible de detener hasta ahora cuando los Johnson han alertado a los bomberos y con su camión cisterna tras media hora de horror lo han conseguido mitigar. Ahora veo como los bomberos se reúnen con sus familiares y lloran por las pérdidas de sus casas, y tal vez de una parte de su vida. ¿Cómo saldremos adelante? Yo puedo empezar de cero en otro sitio. Nada me ata aquí, salvo la tristeza, la nostalgia, y la pequeña embarcación de la que ahora solo veo unos cuantos tablones. Yo me puedo ir a un pueblo vecino, mis bienes están en el banco y por suerte o por desgracia el banco tampoco ha sufrido ningún daño, lo que hace que sospeche más sobre quien lo ha podido causar, pero ¿con qué motivo? El señor Amir, está sentado en la pasarela por donde accedíamos a los barcos. Tiene la mirada perdida, pero de repente se gira y clava sus ojos en mí y me pregunta con las manos clamando al cielo "¿Por qué?" Yo no tengo otra respuesta que encogerme de hombros, acercarme a su lado, sentarme y perder la mirada entre pensamientos.




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