Capítulo 1

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Me despierto por los rayos del sol que disparan directamente a mi rostro causando que mis ojos se encandilen de repente; los froto con suavidad para después levantarme un poco mariada debido a la luz.

Suspiro cansada, y camino hacía la ducha, después de todo no dormí muy bien por la noche.

Abro la llave observando como cada gota de agua cae al suelo, está fría.

Me despojo torpemente de cada prenda que llevo puesta y me veo al espejo dándome cuenta de las grandes ojeras que llevo en el rostro,

¡Joder, son horribles!

Vuelvo hacía la ducha y dejo que una de mis manos toque el agua, la cual, ahora está tibia.

Me meto sin pensarlo dos veces y al sentir el contacto de ella mis músculos se relajan minuciosamente.

[...]

Al salir, como es de rutina, me arreglo para ir a la Universidad; seco mi cabello, algo rebelde, y decido hacerme una cola alta.

Busco rápidamente mis gafas al darme cuenta de la hora en el reloj de mi habitación y una vez los veo los limpio un poco y los coloco justo donde deben estár.

Tomo mi mochila pesada debido a todos los libros que debo cargar hoy y bajo a la cocina encontrándome con mi madre la cual estaba sirviendo el desayuno un tanto deprisa.

-Buenos días.- digo sentándome en una de las sillas que se encontraba ahí.

-Hola, cariño- dice poniendo frente a mí una tasa de café caliente con unas cuantas tostadas untadas de mantequilla y mermelada.

Tomo un sorvo de café saboriando levemente la amargura de este.

-¿Estás nerviosa?- me dice sonriendo mientras muerde una de sus tostadas.

Hago una mueca.-Un poco.- digo imitando su acto.

-Vamos _____ es tu primer día de clases, deberías estar contenta.- me mira dulcemente con una leve sonrisa que se asoma en su rostro.

¡Oh, madre!, estaría emocionada si el primer día de clases no me fastidiaran como siempre lo hacen.

-Lo sé, mamá- digo sin más mientras ella asiente con la cabeza.

Veo como mi papá y mi hermano entran por la puerta para luego tomar asiento en el comedor junto a nosotras y tomar su desayuno.

Al terminar de desayunar encamino mis cosas al fregadero y jalo mi mochila para luego despedirme de todos.-Los veo luego.- digo sin más mientras camino a la puerta.

-Vamos, rata, ¿no quieres que te lleve?- dice mi hermano un tanto burlón.

-No quiero llegar tarde, así que... No gracias.

Él rueda los ojos y decime seguir con lo suyo.

Salgo de casa y decido caminar hacía la universidad ya que afortunadamente no está tan lejos de mi hogar lo cual es un verdadero privilegio.

De pronto escucho como un auto se acerca cada vez más debido a que la música de este cada vez es más fuerte.

-¡Adiós, rata!- dice una pelirroja algo hueca al parecer.

Frunzo el ceño extrañada, ya que ni siquiera sé quién es y sigo mi camino tranquilamente hasta llegar a mi destino.

Una vez allí, me quedo parada afuera de la puerta esperando a mi mejor amiga, Diana, la cual de seguro no tardaría en llegar.

Veo como varios se abrazan al volverse a ver y como todos hablan con su respectivo grupo de amigos, el primer día de clases siempre es divertido, pero de pronto mi mirada choca justo con las personas menos agraciadas del lugar, populares, o como yo les suelo decir, los mimados de papi y mami, hablando de quién sabe qué cosas.

El Popular Y Yo. |Mario Ruiz|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora