Era ya el receso y me encontraba buscando a Madison.—¿Haz visto a Madison?.- le pregunto a un chico que pasa a la par de mí.
—Creo que está en la cafetería.- me dice nervioso.
Camino hacia la cafetería y busco entre la multitud a la chica. Parece no estár por ningún lado hasta que: —¡Baby!.- exclaman llamando mi atención.
Madison.
Siento como dos brazos me rodean y ella aparece frente a mis ojos.
Que irritante, joder.
—Te he estado buscando.- le aviso.
Ella sonríe.—¿Para qué, amorcito?.
—Necesito hablar contigo, ¿puedes?
Ella frunce el ceño.—¿Ahora?.
—Ahora.- respondo.
Madison asiente sin más y la llevo a un lugar de la cafetería en donde no hay tantas personas.—Mario, ¿qué ocurre?.- me dice sin entender nada.
—Prometeme que me vas a escuchar y no vas a hacer un gran escándalo frente a toda la universidad.
—¿Qué?. -vuelve a preguntar.
Rasco mi nuca sin saber cómo hacerlo.—No podemos seguir juntos, ya no siento lo mismo por ti.- suelto neutro como si nada me importara.
Ella alza una ceja.—¿Cómo?, ¿a qué te refieres?.- pregunta comenzando a alterarse.
—Madison, terminamos, ya no quiero estár más contigo.
Ella pone una mano frente a mi rostro en señal de silencio.—¿Estás... cortando conmigo?, ¿es eso?.
—Terminamos, es todo.- repito ya cansado de la situación.
Ella comienza a llorar de manera sobreactuada y grita con tanta fuerza que podría jurar que me ha dejado sordo.
¡Mierda!
Veo como la cafetería entera gira hacia donde nosotros y todas las miradas están atentas a lo que pueda ocurrir.
—¡Cállate!.- le ordenó, pero hace caso omiso.
Ella me ve con el rimel regado.—Tú no puedes dejarme.- vuelve a gritar.
Pongo uno de mis dedos en mi oreja para que no me rompa un tímpano y la regaño.—¡Deja de gritar!.
—¡No, Mario, que todos se enteren que me estás dejando!.
—Estás quedando como una tonta, ya basta.
Ella patalea como cuan niña pequeña.—Si es así, entonces, ¡yo corto contigo!.- dice impotente.
Suspiro.—Como sea, me dá igual.- me doy la vuelta dejándola ahí parada para poder seguir con mi camino.
—¡Mario!.- me llama gritando, pero simplemente la ignoro.
Veo como todos ven aquella escena sin poderlo creer y como unos hijos de perra la filman en su teléfono, de seguro esto se hará viral.
Joder, Madison.
[...]
_____.
Me encontraba recostada en un roble que se situaba en el patio de la universidad leyendo uno de mis libros favoritos mientras escuchaba como varios alumnos murmuraban cosas extrañas sobre algo que había ocurrido, pero no les prestaba tanta atención realmente.
Es extraño.
Al parecer no podían dejar pasar aquello.
Noto como Madison sale de la cafetería hecha un mar de lágrimas y esta vez si capta mi atención, ¿qué acaba de pasar?, al parecer me he perdido de algo, pero nuevamente clavo mi vista en aquella obra literaria tratando de olvidar toda curiosidad que pueda sentir.
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El Popular Y Yo. |Mario Ruiz|
FanfictionCuatro palabras: Lentes, cola, y ropa anticuada.