Capítulo 1

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Era un atardecer cálido en Magnolia, la fresca brisa soplaba con suavidad y el sol comenzaba a descender en el horizonte, pintando de dorado y rosado el cielo. Erza había salido en su primera cita oficial con Jellal. Ahora que Jellal era un hombre libre de pecados y sus crímenes habían sido perdonados, se había unido a Fairy Tail y gracias a esto finalmente podían empezar a vivir juntos, la vida que siempre desearon compartir. Aquel día había sido perfecto.

De vez en cuando la Reina de las Hadas podía permitirse un descanso y dedicarse simplemente a dar una caminata tranquila por el parque con la persona que amaba. Jellal y ella habían ido a almorzar a un restaurante en el centro de Magnolia, comieron el postre favorito de Erza, el pastel de fresa. Hablaron, rieron, bromearon e incluso, puede que quizás hasta se hayan puesto cariñosos, pero ahora iban en su camino de regreso al gremio.

Caminaban tomados de la mano en silencio, simplemente disfrutando la paz y tranquilidad a su alrededor. De repente, Jellal detuvo la marcha. Erza se detuvo y se giro para mirarlo.

- ¿Escuchas eso? - preguntó Jellal mirando a Erza con extrañeza.

- ¿El que? - pregunto Erza tratando de concentrarse en lo que fuera que Jellal hubiera detectado - No oigo nada fuera de lo normal...

- Alguien llora...está cerca - Dijo Jellal con el ceño fruncido.

Soltó la mano de Erza y bajó deslizándose de pie por la pequeña ladera del parque, caminó a paso rápido por entre los arbustos del jardín, guiándose por los sollozos que escuchaba. Erza lo siguió con la mirada hasta que Jellal se detuvo a algunos metros de un gran árbol al sur del parque. Jellal se giró para hacer contacto visual con Erza y ésta entendio el mensaje, asi que lo siguió.

Al acercarse un poco, pudieron ver a una niña pequeña, de largos cabellos rosados, acurrucada con su espalda apoyada contra el gran tronco del árbol. Sollozaba mientras se abrazaba las piernitas y en una manita sostenía un libro. Jellal se acercó y se arrodilló frente a ella.

- Oye pequeña, ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? - dijo el chico con voz amable.

La niña levantó el rostro hacia él y de inmediato su expresión de angustia cambio por completo y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.

- ¡Tio Jellal, haz vuelto! - la pequeña se lanzó hacia el cuello de Jellal, quién sorprendido la levantó en brazos mientras Erza llegaba trotando a su lado.

La niña se separó de él y lo miró con una sonrisa radiante que le resulto muy familiar.

- ¿Tio Jellal? - preguntó Erza. Al acercarse y al escuchar a la niña decir eso, se detuvo en seco a unos metros de ellos. La pequeña se giró para mirar a Erza.

- ¡Tia Erza! - la pequeña dio un salto hacia el suelo y corrió a abrazarle las piernas a la pelirroja. Jellal y Erza se miraron estupefactos.

- ¿T-tia Erza? - dijeron al mismo tiempo.

- Oye, ¿Dónde está tu barriguita? - dijo la niña palmeando el abdomen de Erza - ¿Acaso ya nació mi primita? - dijo ladeando la cabeza con curiosidad mientras veía a Erza.

- ¡¡¿QUEEEE QUE?!!

Por NashiWhere stories live. Discover now