Cuatro.

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Mi departamento sin Raul, ahora se siente vacío. Hemos pasado las próximas cinco horas, haciendo de todo y cuando me refiero a todo es todo.

Él ha pasado por mi habitación -y no precisamente para dormir-. Él ha pasado por mi cocina -y no precisamente para cocinar-. Él ha pasado por mi sala -y no precisamente para ver televisión-. Él ha pasado por mi baño -y no precisamente para darse una ducha-.

Debería estar exhausta después de todo ese maratón, pero realmente estoy sedienta; quiero más de él. En cualquier sentido. Como que me acaricie la espalda, en mi cama, cada mañana para despertarme, que me cocine esos ricos huevos fritos con tocino de los que me hablo, que me haga cosquillas en el sofá cuando no quiera darle el control remoto y que me enjabone el cuerpo cuando esté enferma o que se yo.

Un mensaje nuevo me llega y sonrió, sabiendo que es él.

"Cristina no sé como no te quieren por lo que eres, porqué, Jesús, esa gente debe estar loca."

"Eres maravillosa❤"

Mi corazón late con fuerza, conmocionado. Y le respondo enseguida.

"Gracias por el día de hoy, gorila. Espero tener un montón de esos, a tu lado❤❤❤"

"Yo también lo espero, chiquilla."

"Sigue enviándome mensajes, aunque no te responda, por favor, quiero saber que estás allí, para mí, cada vez que te necesite."

 "Escribiré un poco, mientras pienso en esos besos achocolatados."

"¿Achocolatados?"

"Cuando te besé la primera vez...¡Tu boca era puro helado de chocolate!"

"Amo el chocolate."

"¿Así como me amas a mí?"

 "No exageres, chiquilla. Acabo de conocerte, con el chocolate llevó una relación de años."

"Vale☺☺☺"

"Sólo bromeaba, pero me dijiste que nada de amor instantáneo."

"Lo sé. Ahora regreso❤"

"Está bien, chiquilla. Voy a pensar en que seguir enviándote."

"Todos menos pornografía, por favor🙊"

"Ya tuvimos suficiente por hoy😎"

Niego con la cabeza, sentándome frente a mi ordenador, en el escritorio que se encuentra en el comedor, tecleando palabras sin parar. Mis dedos parecen tener vida propia en el teclado y me siento satisfecha con lo que estoy logrando; esto quizás se convierta en un bestseller y lo mejor de todo es que no perderé mi contrato con la editorial Toledo, aunque realmente lo mejor del día ha sido volver a ver a  Raul Romero. 

Suspiro, una vez más, recordando su piel tostada, y sus ojos verdes, profundos, admirando cada parte de mi cuerpo, con una pasión que no tiene explicación.

"Creó que...acabo de terminar la primera escena entre los protagonistas"  — Le escribo, con una sonrisa en mis labios.

"¿Ya sabes el título?"  — Me pone en respuesta.

"Aún estoy pensando en ello. ¿No quieres leer un poco de lo que llevo?"

"Chiquilla, muchísimas gracias por tan tentadora oferta, pero no quiero ser acusado de plagio y mucho menos llevarme un gran spoiler cuando tenga el libro en mis manos"

"Espera gran spoilers de mi parte; soy una mujer que no sabé callarse la boca" 

"Me di cuenta de eso, pero conozco métodos increíbles para hacerte callar"

"Estoy pensando en esos métodos justo en este momento, mientras narró el primer beso de Vannesa y Marcos"

"¡No tenías que relevarme los nombres de tus personajes!"

"Nunca dije que fueran los protagonistas"

"Dios, Cristina, ya te extraño...¿Crees que podemos vernos de nuevo?"

"¿Cuando?"  

Mis nervios están a flor de piel, mientras escribo esa palabra, ansiosa por su respuesta.

"¿Puedes hoy?"

No sé que responderle, porqué no quiero parecer como una colegiala desesperada, así que sólo le pongo: "Quizás, dependiendo del tiempo que me tome escribir al menos las primeras cincuenta páginas" 

"Bueno, lo dejamos para otro día entonces."

Mi ilusión se desinfla como un globo.

"¿Estás seguro, gorila?"

"Completamente. Cincuenta páginas son demasiado, más de diez mil palabras"

"Voy por la página quince ya y acabo de empezar."

"Rayos, eres rápida."

"Ven por mí a las nueve en punto, estáre lista entonces. No llegues tarde, soy alguien muy impaciente"

"Lo tendré en cuenta."

"Seguiré con la novela. Disculpa, xx"

"Espera, chiquilla..."

"¿Sí?"

"Estaba pensando en ese restaurante alemán nuevo, ¿te parece bien?"

"Sí, sólo no te vistas demasiado elegante. Quiero que pasemos desapercibidos para tener una velada preciosa"

"Confía en mí. La tendremos"

Pego un grito, en donde suelto toda la emoción contenida. Este hombre es grandioso, en persona, en mensajes, en el sexo, en absolutamente todo. Él en verdad sabe como ganarse a una chica y ese pensamiento, entonces, me causa temor...¿Y qué si es un mujeriego o alguien de la prensa? ¡Le he dado acceso a mi vida en menos de doce horas y eso es algo malditamente irracional! 

Ay, Cristina María, vaya que sabes escribir, pero le tienes confianza hasta a un león con hambre...

Besos Achocolatados©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora