DÍA #15

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DÍA 15: "Una Realidad Fantasiosa (Carta Final)"

No sé en qué momento de la noche logré conciliar el sueño, los ojos me pesaban de lo mucho que había llorado ayer.

Ese último baile había matado todas mis esperanzas, me había hecho saber que después de pasar las mejores dos semanas de mi vida, era hora de volver a la realidad, y la maldita realidad dolía, era una realidad sin él.

Me levanté pesarosa y apagué la alarma, no tenía ganas de asistir a clases, en sí no tenía ganas de hacer absolutamente nada.

Mamá llegó minutos después a levantarme, le dije que me sentía muy enferma y que no podría ir a la universidad, ella me creyó, o tal vez se compadeció de mí, quien sabe.

Apagué el móvil dispuesta a desconectarme de todo y todos, no me apetecía entrar a las redes y ver fotos de YouTubers partiendo a España, mucho menos me apetecía una "despedida", solo quería encerrarme entre las cuatro paredes de mi habitación y desahogarme.

Mi mamá a mitad de la mañana se fue al trabajo, dejándome sola, y en realidad, en ese momento agradecí el tener privacidad. No era agradable tenerla pendiente de mí a cada segundo cuando yo estaba en este estado.

Después de mi intento fallido de comer algo, decidí prender la televisión y ver "Los Simpsons".

Me sentía como una muerta en vida, no podía reír, tampoco llorar, no me apetecía conversar con nadie y a la vez necesitaba a alguien que me abrace y que me diga "todo va a estar bien", aunque eso fuese el peor consuelo.

El dolor me invadía cada tanto y las lágrimas amenazaban en salir cada vez más, respiré profundo y miré al techo tratando de evitar que se derramasen. 

Ya no quería sentirme débil, ni vulnerable, lo que quería era dejar de sentir, dejar de recordarlo, dejar de extrañarlo, dejar de quererlo, ¡Dejar de pensar en Frank Garnes!.

Mis ojos volvieron a empañarse, y está vez no retuve más mis ganas de desahogarme.

Las horas corrieron lentamente, como torturándome, como haciéndome saber que cada minuto que pasaba, él se alejaba más y más. 

En algún momento tuve la mínima esperanza de que él tocaría mi puerta, me diría que no pudo irse sin mí y seríamos felices, pero sabía que debía dejar de fantasear, eso solo pasaba en las novelas románticas.

Me recosté en el sofá, con la bulla de la televisión como única compañía, y tomé uno de los cojines para apretarlo contra mi rostro y poder gritar lo más fuerte que pude.

Traté de que todos esos sentimientos se fueran junto a mi voz, intenté que el dolor se esfumara, pero fue inútil, tan sólo recordar su sonrisa me hacía sentir miles de dagas clavándose en mi cuerpo.

Oí un golpe en mi puerta y me incorporé pegando un pequeño salto.

¿Quién estaba llamando?, ¿Podría existir la posibilidad de que fuese él?. Negué rápidamente con la cabeza intentando no ilusionarme yo misma, las malditas mariposas en el estómago ya habían aparecido y me animaban a que fuese a ver quien estaba al otro lado de la entrada de mi casa.

Otro golpe, volvió a captar mi atención, ¿Y sí tal vez, sólo tal vez, decidió quedarse?

Mi corazón empezó a latir a mil por minuto, mi cuerpo comenzó a temblar y no tuve fuerzas para levantarme, pero un golpe más me animó a hacerlo.

Caminé lentamente hacia la entrada, puse una de mis manos en la perilla, al estar lo suficientemente cerca, y la giré con nerviosismo.

La puerta hizo ese sonido raro cuando se abrió, un sonido al que ya estaba acostumbrada , y entonces pude ver quién estaba detrás de ella.

QUINCE DÍAS CON ÉL - sTaXx & Tú #1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora