Los pasos sincronizados con el tiempo y la vista perdida de Craig, lograban un día tan normal y simple, hacían de las mañanas tan aburridas como se le es posible, notaba el cielo un poco nublado y con el mismo frío que siempre, aunque, esta vez se sentía el doble que antes.
Al entrar a la preparatoria alguien poso su brazo alrededor de su hombro, observo alrededor y no fue nada más que su amigo Clyde, seguido de Token quien se encontraba molesto por el acto de del contrario. Antes de que los tres pudieran decir o hacer cualquier cosa la campana sonó y se dirigieron directo a sus aulas, a Tucker le tocaba con Tweek, los otros dos muchachos fueron a clases, muy unidos, y se les notaba la clase de me los idas que tendrías únicamente con tu pareja, nadie se sorprendería de que estuvieran saliendo.
Entro al respectivo salón y vaya vaya, ninguna señal de nuestro amiguito adicto al café, por su parte sólo se sentó en el penúltimo asiento de la cuarta fila, quedando junto a la ventana, saco de su bolso el cuaderno y lapiz, claro, sin intención de escribir mucho o siquiera una palabra, únicamente lo que consideraba importante. "Estar soñandolo todo el día para que no venga, perfecto", pensaba el azabache, solo, con escuchar hablar al aburrido de su profesor le daban ganas de irse, no obstante, busco esperanza de donde no la hubiera y espero, a ver si el rubio se dedicaba a venir.
Dicen que aquello que de verdad deseas con toda tu alma, se cumple.
Espero unos 10 minutos, los más tardios en el mundo según él y de la nada, tras esa puerta que daba con su salón, apareció un chico pálido, con ojeras marcadas, unas pecas sumamente adorables y ojos verdes, sin dudas era Tweek. Observó con total atención la manera en que se sentaba y sacabas sus cosas, sin primeramente, recibir un regaño del profesor por haber llegado tarde.