Prólogo

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¿Quién sabe con exactitud que pasa después de la muerte?, ¿Quién tiene la certeza de que solo hay olvido y dolor?, ¿Quién cree en verdad que hay un paraíso o un infierno luego de esto? El día que Tom se marchó estas preguntas y otras rondaban por mi cabeza, eran como un continuo ataque hacía mi mente. El dolor puede llevarnos a esos ataques, él es uno de los enemigos silenciosos del "alma" que todos creen tener, uno de los cuales jamás seremos capaces de calmar para siempre. Conozco demasiada gente que dice que su cura se da con el paso del tiempo, pero en este caso no es cuestión de tiempo, porque eso estaría implicando que con el tiempo me olvide de Tom y yo jamás haría eso.

La trágica noticia llegó a mí una mañana de diciembre. Yo me encontraba en mi cuarto, escuchando un poco de música y leyendo uno de mis libros favoritos (el cuál dejo de serlo). Era uno de los mejores momentos de descanso y entonces pasó..., tan solo ocurrió. Mi madre tocó la puerta y entró en mi habitación. Por su rostro podía percibir que algo no estaba del todo bien.

-Cariño tengo algo que decirte -recuerdo sus palabras como si hubiesen ocurrido hace tan solo cinco segundos.

Otro de los fenómenos post muerte es la pérdida de la noción del tiempo, cada hora parece convertirse en un solo minuto, cada uno de esos minutos aparenta convertirse en segundos y los segundos pasan a un segundo plano en el cual ya no importan, porque ni con un trillón de ellos te bastaría para poder ahogar tus penas.

- ¿Qué sucede? -había preguntado muy ingenua.

-Es Tom... -mis ojos se abrieron y mi libro cayó al suelo, debido a que mis manos se debilitaron a un punto extremo.

- ¿Qué ocurrió? -pregunté con un nudo muy intenso sobre mi garganta.

-Él... él... -mi mamá no podía decir las palabras, no lograba conjugar los verbos para dar la noticia- murió...

- ¿Qué?, ¿Cómo?-mi sorpresa era falsa, pero también tenía una incredulidad mezclada con angustia.

-Nadie sabe..., esta mañana encontraron su cuerpo sin vida en medio de la nada, era muy lejos del pueblo.

No dije nada, solo llevé mis rodillas hacía mi cara y comencé a llorar, aunque ya sabía que esto iba a suceder, no tenía el conocimiento del momento en el cual ocurriría, por lo que la noticia fue como una flecha que me atravesó el corazón y lo destruyó, dejándolo sin vida y en muchos miles de pedazos.

-Tessa, mi vida, no llores -trataba de consolarme, mientras me daba uno de sus abrazos más amorosos y comprensivos-, la muerte es parte de la vida, sin ella habría un completo vacío en el mundo y nadie disfrutaría de lo que vive cada día.

-Lo sé -dije entre sollozos-, pero a él le quedaba mucho por disfrutar, por vivir y conocer.

-Te comprendo, pero ambas podemos creer que él está en un lugar mucho mejor que en el que nosotras nos encontramos -sabía que era una mentira, no obstante era una de esas mentiras que por estos momentos quería creer, porque después de todo, lo que siempre nos consuela no es la verdad, sino una mentira que nos da felicidad.

Ambas ese día sabíamos que sí la ilusión de un paraíso o un infierno existía, Tom no iría directamente al primero. Todos cometemos errores en nuestras vidas, quizás algunos más que otros, quizás con mayores dimensiones, pero al fin y al cabo, todos los cometemos, eso es lo que nos hace humanos y lo que nos da vida. Aunque Tom no era la definición de ángel tampoco lo era de demonio, él como cualquier ser humano tenía sus altibajos, conmigo quizás más altos que bajos, pero para el resto del mundo más bajos. Era como dos personas distintas para mí y para el resto de la humanidad, en simples palabras no era más que otra "alma" incomprendida en mundo lleno de billones de "almas" más.

-Tranquila mi niña, tranquila -eso fue lo que escuché durante todo ese día, al mismo tiempo que su mano acariciaba mis cabellos y yo me mantenía abrazada a su cuerpo.

Ese día las dos nos mantuvimos en la cama abrazadas, quizás para recordar lo bueno que es tenernos la una a la otra y también como una mínima forma de agradecimiento al universo por no habernos separado o por lo menos no todavía...

"Nada es para siempre". Esa frase siempre iba a resonar en mi cabeza, porque es positiva y negativa al mismo tiempo, te da esperanza y desesperanza, es como la máxima expresión neutra de la vida. Uno puede estar completamente triste, pero eso no va a ser para siempre, a la vez que uno es feliz, pero todo el mundo sabe que "el felices para siempre" nunca existe ni va a existir. Sin buscarlo de una forma u otra va a aparecer un problema en el "cuento de hadas", eso aunque sea por unos pequeños momentos va a causar la tormenta en la tierra de los arcoíris, no obstante, luego de que esta ocurra los va a hacer brillar cien veces más fuerte que antes de que esta sucediera. Y quizás esta era la tormenta que estaban pasando mis arcoíris para brillar aún más fuerte...

¿Quién conoció a Tom?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora