Epílogo

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Si alguien le preguntara a Lee Hyukjae si era feliz, su respuesta sería un sí rotundo, sin pensárselo dos veces.

No era raro verle corriendo por el bosque en compañía de dos cachorros de corta edad, tan grises como él, que corrían tras él intentando morderle la cola o que por el contrario buscaban con todas sus ganas escapar del lobo que intentaba atraparlos.

Tampoco era raro ver con ellos a un lobo de color marrón rojizo, que no era otro que Lee Donghae, la pareja de Lee Hyukjae desde hacía unos años.

Muchos en la manada habían pensado que los lobos no llegarían a llevarse bien porque en la manada era bien sabido que Hyukjae no tenía interés alguno en las relaciones, pero para sorpresa de algunos, era una de las parejas más felices que podían ver.

Incluso cuando sus cachorros cumplieron los dos años, decidieron mudarse a una casa propia, donde podían tener más espacio y así no molestar al líder de la manada, y el resto de la familia. Aún así seguían yendo a diario para pasar tiempo juntos.

Hyukjae sonrió viendo como Hyojin intentaba atrapar a Jaehyuk, ambos en sus formas lobunas y soltando pequeños quejidos que aún no llegaban a aullidos. Con apenas cuatro años, los pequeños aún no sabían aullar, pero él se aseguraría de que los pequeños lo aprendieran cuando tuvieran la edad.

Mientras los veía jugar, uno de los olores más dulces atravesó sus fosas nasales y le hizo olfatear el aire, antes de que acertara a darse la vuelta y viera a su pareja, a su dulce Donghae aparecer por la puerta con una pequeña coleta que impedía que el pelo le ocultara la cara.

El alfa no pudo resistir las ganas de levantarse y acercarse al otro para envolverlo entre sus brazos y raspar la marca que hacía al omega suyo. Lo sintió suspirar y pegarse a él aún más, aferrándose a sus brazos sin fuerza.

- ¿Se puede saber por qué hueles tan bien? Se supone que tu celo ya pasó hace dos semanas. -Jadeó el pelinegro contra su cuello.

Y lo recordaba bastante bien. Tuvo el tiempo justo para llevar a los gemelos a la casa de sus padres y así volver junto a su pareja, que gemía y suspiraba por las ganas de ser atendido. Lo que no podía recordar era cuantas veces lo besó, o cuántas lo hizo suyo hasta que el pequeño, sudado y agotado, se durmió en la cama a su lado. Solo para despertarse cuando el celo hizo que su temperatura se elevara de nuevo aunque con más control.

- ¿No te lo imaginas? -Susurró Donghae tomando ahora sus manos.

El mayor frunció el ceño sin entender hasta que sus manos se metieron bajo la camiseta del omega y dieron con la piel de su vientre, que volvía a ser plano.

Pum. Pum. Pum.

Hyukjae sonrió sin decir nada, besando al omega mientras éste le abrazaba con fuerza.

- ¡Papi! ¿Viste cómo atrapé a Jaehyuk? -Gritó Hyojin y se giraron a tiempo de ver a ambos niños pelinegros sentados en el suelo, la niña agarrando a su hermano.

Ambos rieron. No, ninguno había visto la hazaña de la pequeña, pero ahora tenían cosas más importantes que decirles a sus hijos.

Quizá el vientre de Donghae no siguiera siendo plano en unas semanas, pero ambos no podían ser más felices sabiendo que su familia se haría más grande.

No necesitaban nada más.

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Con ésto damos por finalizada Fated to you y decimos hola a Una cuestión de tiempo.

Gracias a todas por haberlo leído. ♥

Fated to you 「EunHae」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora