Capítulo 10

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Estar embarazado era, como mínimo, raro. Donghae sabía desde muy pequeño que era parte de su destino, pero los consejos no le habían preparado para lo que sería despertarse en medio de la noche con ganas de comer fresas o simplemente tener que interrumpir su tan deseado sueño porque el lobito que crecía en su interior deseaba comer.

Adoraba a su bebé, pero también quería descansar mejor.

Al menos no estaba solo en todo eso. Con el mínimo movimiento que hiciera para levantarse, el mayor se despertaba y sin que tuviera que decir mucho le acompañaba a la cocina y se quedaba con él hasta que terminaba para así volver juntos a la cama.

Se sentía un poco mal por interrumpir el sueño del mayor, pero al fin y al cabo era el otro padre, la mitad de la responsabilidad era suya.

También tenía su parte buena, como que Hyukjae le colmara de todo tipo de mimos para asegurarse de que estaba feliz. Solo necesitaba una mala cara para tener al alfa masajeando sus hombros y preguntando qué necesitaba.

- Hyukjae, estoy bien... solo me duele un poco la cabeza... -Murmuró con los ojos cerrados.

- No creo que sea normal que te sientas tan mal. Es decir, ¿solo por un embarazo tienes tanto malestar? Quizás deberíamos preguntarle a mi madre si te puede revisar de nuevo, quizá el cachorro necesita algo y no...

- Para, para. -Acabó riendo mientras colocaba las manos sobre las que su pareja tenía en sus hombros.- Te recuerdo que me he críado entre omegas. Es normal que en el primer embarazo, cuando la hembra es joven e inexperta, no se sienta del todo bien. Y yo, al ser un omega, sufro lo mismo. Así que calma los nervios, papá, tu cachorro está bien.

Como si hubiera lanzado alguno de los ungüentos que la curandera de su manada preparaba, el mayor se calmó al instante e incluso soltó una suave risa antes de besarle la cabeza con ternura.

- Di eso de nuevo.

- ¿El qué? -Murmuró el omega frunciendo el ceño levemente aunque terminó sonriendo cuando una luz brilló en su cabeza.- ¿Papá? ¿Es que aún no sabes que vas a ser un papá, eh?

- Claro que lo sé. Pero escucharlo es sencillamente genial.

Donghae quería hablar, pero sintió una oleada de orgullo azotando el lazo que le unía a su pareja y simplemente negó acariciándose el vientre con las yemas de los dedos.

- No te preocupes, cachorro. Tu padre puede ser algo tonto, pero también es un alfa fuerte.

Se rió ante las quejas de Hyukjae, que decía una y otra vez que no podía dejarle mal delante de su primogénito o primogénita. El omega le calló besando sus labios con suavidad.


Hyukjae se planteaba muchas cosas con el giro que había pegado su vida en los últimos meses. Emparejado, a punto de ser padre. Ciertamente su vida había cambiado bastante pero era un cambio que había aceptado con los brazos abiertos.

Su padre se reía continuamente de él y le decía cuanto le recordaba a su juventud, cuando esperaban la llegada de su hermano mayor, Youngwoon. Él negaba y seguía moviendo el pie de forma impaciente esperando a que las reuniones con los ancianos y los alfas terminaran.

Lo único que le alegraba es que después de eso, cuando llegaba a casa, podía compartir el tiempo con el omega sin que nadie los interrumpiera. Y lo que era incluso mejor, Donghae adoraba verle correr entre los árboles. Le escuchaba reír mientras él perseguía algún animal pequeño al que luego dejaba escapar. También se sentaba a su lado para que le acariciara o él tocaba con su hocico la barriga del omega. Podían divertirse con cualquiera de aquellas cosas porque todo lo que les importaba era pasar el tiempo juntos.

En su forma lobuna era más fácil escuchar los latidos de su pequeño y adoraba cada uno de ellos.

- ¿Crees que se parecerá a ti o a mí? -Preguntó Donghae de repente cuando volvió a cambiar de forma y estaba vestido a su lado.

- No lo sé. ¿Prefieres que se parezca a ti? -Respondió pasando el brazo sobre sus hombros para acercarle a él.- A mí no me importa... ¿Sabes? Mi padre dice que tengo el pelo negro pero mi pelaje es gris porque nací a medianoche y era una noche muuy oscura con una luna muy brillante. -Susurró de la nada mientras observaban el atardecer.

- Mi madre cree que tengo el pelo naranja porque nací justo antes de que el sol se perdiera tras las montañas. Jura y jura que el último rayo de sol me alumbró justo en ese momento y luego se ocultó... -Murmuró el omega con la vista algo perdida en el cielo.- Pero yo creo que son cosas de madres...

Soltó una suave carcajada al escuchar lo último y acabó por besarle la sien antes de suspirar.

- No lo sé, pero quizás si nuestro hijo nace en pleno día tenga el pelo rubio.

- Eso no tiene mucho sentido...

Volvió a reír, esta vez buscando sus labios para poder besarlos y así levantarse, ayudando al menor a hacer lo mismo para así poder irse.- Pero deberíamos volver a casa ya, porque empieza a hacer frío y mi madre dice que no es bueno para vosotros.

Donghae pareció entender en seguida que se trataba del bienestar de su cachorro y no dijo nada, sino que asintió y comenzaron a caminar entre los árboles para ir hacia la casa de sus padres. Pronto comenzaría a nevar, y dudaba sobre seguir llevando a su pareja al bosque. Ambos lo disfrutaban, pero el bosque nevado era un lugar frío y peligroso para un omega preñado. Probablemente entristeciera a Donghae, pero no podían arriesgarse a que el estado del pequeño se llenara de malestar por culpa de una de esas enfermedades que provocaba el frío.

Cenar cada día era igual. Preguntaban cómo se sentía el omega y su padre intentaba avergonzarle sobre lo mucho que lo extrañaba cuando estaban fuera. Esos eran los únicos momentos en los que Kyuhyun parecía conectarse con sus conversaciones, porque soltaba risas y añadía comentarios a los de su padre mientras él gruñía por lo bajo y su pareja se sonrojaba.

Aunque no podía dudar que su momento favorito del día era cuando se iban a dormir y podían estar solos en su habitación. Quizá no era como tener su propia casa, pero era la mayor intimidad que conocían.

Sonrió al ver a su omega subirse a la cama y acabar sentado con las piernas dobladas. Pronto su camisa solo cubría su pecho, y una de sus pequeñas manos acariciaba la piel desnuda de su barriga. Esa imagen siempre provocaba que el lobo alfa aullara dentro de él mientras que lo único que podía hacer era acercarse y arrodilarse frente a la cama para estar más cerca de su cachorro.

- Creo que está feliz. Yo me siento feliz. -Escuchó el suave susurro de Donghae.

- Eso es lo importante, ¿no?

No esperó una respuesta. Luego de comprobar que sus dedos no estaban fríos, los llevó hasta el vientre del omega para poder acariciarlo, acariciando así a su hijo de alguna forma. Era todo lo que podía hacer por ahora, hasta que los cuatro meses restantes pasaran y pudiera tener al diminuto cachorro entre sus brazos. Cómo valoraría ese momento.

Soltó un suspiro antes de inclinarse y acabar tocando la piel con los labios, dejando un largo beso justo encima del ombligo del pequeño.

- Hey, pequeño, no sé si me escuchas, pero papá está aquí también, ¿vale? -Murmuró pegando su frente a la barriga del otro.

Pronto los dedos del omega se perdieron entre los mechones de su pelo, abrazándole cómo podía, mientras le dejaba intimar con su bebé.

- Sí, amor. Estar felices es todo lo que importa.

Fated to you 「EunHae」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora