Capítulo 04

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Resumen: Seiya está recuperándose aún de la batalla contra Hades, Shun ha estado cuidando de él, pero un ataque imprevisto está a punto de cambiar las cosas en la mente del Pegaso... ¿Qué pasa con Shun?

Serie: Saint Seiya.

Pareja: Shun-Seiya.

Género: Romance-Drama.

Rating: T (13+)

Advertencia: Lemon.

Capítulo: 04/ 18

Palabras: 2233 (Capítulo 04)

Notas: El cuarto capítulo, y aun no sé cómo desarrollar aquella trama con la que nació todo esto, pero como la salud de Seiya me pone un par de impedimentos físicos a la que originalmente quiero, creo que esto va a ser muy largo...

Fecha: 25/04/2012.

Beta Reader: Pleasy Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada y a la Toei.


Certeza amarga.

Capítulo 04.

~*~

Volvió a pasar, aunque sabe que no me gusta que lo haga... igual, no nunca pude resistirme a la sensación de tranquilidad cuando lo hace. Y es extraño, porque no es lo mismo que cuando Atenea eleva su cosmo. No, cuando Shun lo hace y me envuelve con él para calmarme es diferente, no sé cómo describirlo... cálido, y tranquilo, pero al mismo tiempo, despierta en mi otras sensaciones.

~*~

—Seiya... Seiya, despierta.

—No aun, estoy bien así...

La voz del Pegaso apenas se oyó, y aunque solo una persona estaba a su lado, mientrasél sonríe creyendo que Shiryu y Hyoga eran los queestaban allí, con él y con Shun. Shun, luego arreglaría cuentas con él, por hacerlo dormir otra vez, si habían llegado al acuerdo en que no pasaría denuevo a menos que él estuviera muy incontrolable en su sueño...

Y no lo había estado, ni siquiera había estado durmiendo.

Busco la mano a su lado aferrándose a ella con suavidad, y le pareció extraño... lentamente se esforzó en abrir sus ojos, aquella mano estaba muy calidad, y Seiya sabia por experiencia que las manos de Shun solían estar mayormente frías.

—Me alegra que ya despertaras Seiya. —Sahori le sonrió con dulzura, acariciando la misma mano que él le extendió.

Hacia muchos meses que no se veían, meses en los que ni siquiera había escuchado su voz, para preguntarle si estaba bien o no... para saber de él. Eso había sido un golpe muy duro para Seiya, había sido un quiebre tan grande que lo había hecho reflexionar muy seriamente sobre su fidelidad hacia su Diosa, y más aún... sobre su amor.

—¿Sahori?... —apenas pudo sentarse en la cama, confundido y extrañado de estar nuevamente en la mansión. Ese era su viejo cuarto, aquel que Sahori solo reservaba para él y que siempre estaba igual por si cambiaba de parecer y aceptaba su invitación de vivir allí.

No tenía nada de anormal, era igual a los que tenían todos los demás, tal vez sí, un poco más grande; el de Shun era un poco más pequeño que ese, y lo conocía bien, pues allí pasaba la mayor parte del tempo que estaba en la mansión Kiddo.

—Si Seiya, ahora estas a salvo, estarás conmigo... —Sahori no dejaba de sonreírle y acariciar su mano y su brazo mientras hablaba, aunque Seiya no parecía prestarle más atención que a la habitación.

Certeza amargaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora