La pequeña Mackenzie se encontraba dibujando en el comedor, mientras Annabeth veía la televisión, y acariciaba su vientre muy abultado.
Percy no se encontraba en casa, ya que tenía que hacer horas extras en su trabajo como profesor de historia.
-Cariño -dijo Annabeth. -¿Quieres que te haga ya la cena?
-Sí mamá -le contestó la pequeña aun pendiente de su dibujo.
Annabeth se lenvantó del sofá, y ese simple movimiento hizo que su tripa le doliese, aunque no le prestó mucha atención.
Se dirigió a la cocina a preparar la cena, mientras oía a su hija quejándose porque su dibujo le había salido mal.
Ella se rió, pero entonces, un fuerte dolor le vino, tan fuerte que tuvo que coger su vientre con las dos manos.
Eso solo significaba una cosa: el bebé ya venía.
Annabeth ahogó un grito, y al escuchar eso, la pequeña Mackenzie fue a ver a su madre.
Cuando entró, se asustó mucho.
Annabeth tenía los ojos cerrados del dolor, y Mackenzie no sabía como reaccionar.
-¿Mamá? -preguntó la niña.
-Hija... -Annabeth casi no podía hablar. -¡A-avisa a papá!
Mackenzie no perdió ni un segundo, cogió el teléfono de la entrada y llamó a su padre.
Al poco, Percy cogió la llamada.
-¿Annabeth? -preguntó des del otro lado del teléfono.
-¡Papá, a mamá le pasa algo! ¡Le duele mucho la tripa!
Percy lo comprendió enseguida, y entonces dijo:
-Ay Zeus, ¡el bebé! -Vale cariño, no te preocupes, dile a mamá que ya voy. -¡Y avisad al tío Jason y a la tía Piper! -y colgó.
Mackenzie volvió a la cocina, donde Annabeth estaba hiperventilando.
-Mami, papá ya viene, y hay que avisar al tío Jason y a la tía Piper -la pequeña estaba muy alterada.
De repente, unas llaves se oyeron, y Jason y Piper entraron corriendo a la cocina.
-Hemos oído gritos... -dijo Piper, pero entonces lo comptendió. -Jason, coge a Mackenzie, nos vamos al hospital.
El viaje en coche fue un poco movido.
Jason conducía muy alterado, mientras Annabeth gritaba y Piper le intentaba tranquilizar, y por si no fuese poco, la actitud de Mackenzie no ayudaba, ya que no paraba de decir que cuanto quedaba para llegar.
Cuando llegaron, unos médicos ayudaron a Annabeth a ponerse en una silla de ruedas, mientras Piper corría detrás de ella diciéndole que Percy ya venía.
Cuando Piper se aproximó hasta donde estaba ella, Annabeth le dijo:
-D-dile a Mackenzie... que no se asuste ¿vale? -y después de eso volvieron las contracciones.
Mientras tanto, Jason estaba con Mackenzie aparcando el coche.
-Tío Jason -la voz de la pequeña sonaba asustada. -¿Mamá está bien?
Jason le sonrió a su "sobrina" para tranquilizarla.
-Claro que sí Mackenzie, esto es bueno; vas a tener un hermanito.
***
A la media hora llegó Percy, y al ver a todos en la sala de espera, se aproximó a ellos.
Corrió a abrazar a su hija, mientras que le decía que este día era muy especial.
-¿Cuánto lleva dentro? -les preguntó Percy a Jason y Piper.
-Alrededor de media hora. -Los médicos dicen que aun falta un poco -le cotestó Piper.
Desde fuera se oían los gritos de Annabeth, respiraciones y amenazas hacia Percy por parte de la rubia.
-Genial, está un poco agresiva... -dijo Percy asustado.
-Normal Percy, ¡está de parto! Ay, de verdad, sí que eres un sesos de alga -se quejaba Piper.
Pasó una hora, una hora de desesperación por parte de la pequeña Mackenzie y de Percy, hasta que el momento que todos esperaban sucedió.
En la habitación de dentro se oyó un llanto, que inundó toda la sala de espera de silencio.
Una enfermera salió y les dedicó una sonrisa a Pery y Mackenzie.
-Enhorabuena, es un precioso niño.
Percy corrió dentro, donde se encontró con la mejor escena del mundo.
Annabeth estaba en la cama, llena de sudor, aunque a Percy le pareció que estaba más preciosa que nunca, cogiendo un pequeño bulto entre mantas. Su hijo.
Luego entraron Jason y Piper, quienes fueron enseguida a abrazar a Annabeth y a observar al pequeño Liam.
Era idéntico a Percy, solo que de su cabecita sobresalían unos pelitos rubios.
Por último, entro Mackenzie un poco tímida, con miedo a acercarse a la camilla.
-Mackenzie -dijo Percy. -Ven a conocer a Liam.
Ella hizo caso y se acercó. Cuando lo vio, se le escapó una pequeña sonrisa.
-Es muy pequeño -susurró la niña.
-Sí... -Annabeth observaba a su hija con una amplia sonrisa.
Mackenzie tocó la mejilla del pequeño, que ya no lloraba, y se estremeció un poco.
Percy lo tenía muy claro, aquel momento era de los mejores de su vida, junto con su boda y el nacimiento de Mackenzie.
Mientras Piper y Jason miraban la escena, pensaron en lo mismo.
Ya estaba la família al completo.
Espero que os haya gustado lectores❤️
