(1#) Señorita problemas

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-Mueve ese culo,quiero mi batido hoy.

Era el tercer cliente que me trataba así. ¡arhg! Si no necesitara el dinero.

-Enseguida,señor-fingí una sonrisa y me dirigí al mostrador.

-¿Un mal día,eh?-preguntó Antony.

Rodé los ojos y Sonreí.

-¿Mal día? Cada vez es peor. -Escupí-y para el colmo debo usar esta falda,este maldito delantal color rosado.-grité exasperada.

En ese momento me percaté de que eramos el centro de atención.

-¿Qué son todos esos gritos Madison? ¿Quieres que nos despidan acaso?-Megan me miró con los brazos cruzados.

-Oh claro que no.-dejé mi delantal en la mesada arrancándomelo con furia.
Tomé el batido de la mesa cinco,caminé hasta ahí y Vertí todo el contenido en la cabeza del cliente.-¡Ahí tienes tu batido,imbécil!

Todos,incluso yo me reí de la situación. Tal vez eran los nervios,me había quedado sin empleo y me sentía mejor que nunca.

-¡Renuncio!-Grité saliendo por las puertas dobles.

-¡Momento,señorita problemas!.-una mano tiró fuertemente de mi brazo haciéndome retroceder varios pasos.
Señor Marshall.

-¡¿Que demonios crees que haces?!-gritó.

-¿Qué,acaso la vejez llegó antes que no escucha?-me zafe de su agarre y retrocedí-¡Renuncio!

-Usted es una insolente,¡Pagará ese batido con su sueldo del mes!

Se me heló la sangre.

-Ese uniforme no le pertenece. Ladrona.-rió cínicamente.

-¡Oh,por dios!-exclamé-¿El problema era el maldito uniforme?

Me quité las prendas rápidamente quedando en ropa interior. De acuerdo,quizá debí pensarlo mejor.

-Aquí lo tiene-le tendí el uniforme,pero estaba atónito.

Al momento que reaccionó,dejé caer el delantal al suelo.

-Ups,tendrá que recogerlo-sonreí de oreja a oreja y salí de ahí.

Estaba lloviendo,hoy no es mi día de suerte precisamente.

-¡Madison!-Megan salió del pequeño local con un tapado,cubriéndose la cabeza con un periódico.-Tienes agallas-negó con la cabeza y comenzó a reír.

Sin saber por qué,también comencé a hacerlo.

-Toma-me tendió el tapado-¿No pensabas ir en bragas hasta tu casa,verdad?

-Tal vez.

Tomé el tapado y me lo broche.

-Eres una mujer muy terca. Pero ahora debo regresar. Te veo luego-me abrazó-Por cierto,¿En qué lencería compraste eso?

-Cállate-comencé a reír nuevamente

-Suerte,necia.

Y con esas palabras,se marchó.
Caminé hacia mi casa (o sea,la de mis padres) con la lluvia que no cesaba.
Ya pueden darme el premio a la mujer menos suertuda del mundo,pero estoy segura de que el trofeo se evapora antes de llegar a mis manos.

-¡Idiota!-Espeté.

Un maldito auto color rojo me había bañado en lodo.
De pronto las luces traseras se encendieron.
Mierda Madison,¿Por qué no mantienes por una vez la bocota cerrada?
Bien,no temas,no temas.

Se detuvo frente a mi y bajó la ventanilla,unos ojos avellanas se clavaron en mi.

-¿Puedo hacer algo por ti?-preguntó amablemente.

Si ser tan sexy fuera un delito puedo jurar que este hombre estaría huyendo de la ley.

-Yo...s...No-titubeo.

-Yo diría que si.-sonrió.

Todo sea por Megan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora