C5

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Luego de que me colocaran los tres puntos en mi mano. Salí de el hospital y ahora estaba llegando a mi casa. Un auto negro estaba esperando afuera, ya sabía quién era.

-Justin. -Hablé caminando hacia él. Estaba dentro de el auto que se encontraba afuera de mi casa. Miré mi celular y eran las 6:21. -Lo siento por la demora, de verdad. -Dije cuando llegué a su lado.

-No importa, sube. -Habló seco.

-No puedo ir así. -Miré mi polera que estaba con manchas de sangre.

Su expresión cambió de frío a sorprendido. -¿Que te pasó? -Preguntó abriendo sus ojos.

Reí.

-¿De que te ríes? -Volvió a hablar.

-De tu cambio. Es decir, estabas todo serio y después tus ojos se salieron de órbita cuando se dirigieron a mi polera. -Volví a reír.

Bufó frunciendo el ceño.

-Sólo me corté el dedo. -Hablé sin importancia.

Ahora si que se notaba sorprendido. Abrió su boca pero antes de que dijera algo le mostré el dedo.

-No literalmente genio. -Dije burlándome.

-Aaah. -Rascó su nuca riéndose. -Pero bueno, ¿Estás bien?

Asentí.

-Ve a cambiarte, te esperaré. -Habló apoyándose en el asiento.

-¿No quieres entrar?

-No, te espero aquí. -Habló con simpatía.

Asentí y me encaminé dentro de la casa.

Tomé un jeans oscuro, una polera blanca olgada y unos botines. Me hice una cola en el pelo saliendo de la casa sin antes tomar mi celular guardardandolo en mi bolsillo del pantalón, también tomé una carpeta con papeles sobre mis estudios y hojas blancas.

Caminé hasta su auto entrando en este y el comenzó a manejar.

-¿Cómo estás? -Preguntó mirándome de reojo.

Hice una mueca.-Mh, creo que bien. -reí sin ganas.-¿Y tú?

-No te noto muy convencida...yo estoy bien.

-Que bueno. -Dije ignorando lo que dijo, no quería contarle mis penosos problemas con mis padres. -¿Donde vamos? -Pregunté.

-A mi casa.

-Oh.

Luego de un silencioso viaje, el auto se encontraba frente a un gigantesco portón eléctrico esperando que se abra por completo, luego una mansión invadió mi vista, una tan grande que juro que todos los pobres del país podrían vivir fácilmente ahí.

Me acomodé en el asiento sin dejar de contemplar este palacio.

-Bien, vamos. -Dijo Justin apagando el motor, nos encontrábamos en un estacionamiento dentro del resinto. Abrí la puerta saliendo del auto.

-Sígueme. -Habló avanzando.

Lo seguí hasta entrar a esto que solía llamar "casa" yo diría hiper-mega-mansión. Por un momento olvidé que era Justin Bieber, esta más que acostumbrado a todo esto.

Suspirando dejé mis carpetas en la mesa de centro. Había un silencio absoluto, sólo podía oír sus pasos alejándose por el gran pasillo.

-¡Noah! -Su voz resonó por toda la casa.

Tomé mis carpetas y siguiendo la voz, entré a una gran oficina, él estaba centrado tras del escritorio con una sonrisa y sus manos entrelazadas.

-Toma asiento. -habló apuntando a la silla frente a él.

-Okey Mr. Grey. -Bromeé. Esta situación me hacía recordar a las cincuentas sombras de Grey, él estaba detrás del escritorio, aun que no con un traje elegante, y yo una chica tímida...no la verdad no lo era, esto no se parece a eso, Noah deja de pensar estupideces.

Una carcajada me sacó de mis pensamientos. Observé a Justin quién me miraba divertido.

-Eres muy graciosa.

Curvé mis labios.

-Bueno, -continuó.-pongamosnos serios. -Habló pasando su lengua por sus labios.-¿Eres sumisa?-dijo serio y mis ojos se salieron de órbita.

-¿QUE? -casi grité y el no aguantó mas estallando en carcajadas. Llevé una mano a mi pecho comenzando a reír.

Luego de que las risas cesaron, Justin habló.

-Bueno, haré un documental sobre mi carrera y quiero que tú reportes parte de ello, no sé pasar conmigo, anotar sobre mi vida y cosas así.

Asentí analizando todo con calma.
Okey, el quería que yo esté con él la mayor parte del tiempo, y a la vez practicar lo que me gusta.

-¿Alguna pregunta? -Su voz me saco de mis pensamientos.

-¿Habrá un tiempo definido?

-Si, el documental consta de cinco meses, tienes que venir por lo menos diez días cada mes.

Elevé las cejas. Wow, iba a pasar bastante tiempo.

-Okey, ¿Que pasa si no cumplo con el contrato?

-Deberás pagar una gran cantidad de dinero por incumplimiento. -dijo apuntando una línea del contrato.

-¿Si no lo pago?

-Te irás a la cárcel.

Por un momento pensé que era broma, pero su cara se mantenía seria. Tenía que ponerme en todas las situaciones.

-¿Alguna otra pregunta?

Negué con la cabeza.

-Okey, debes firmar aquí si estás de acuerdo.

Leí el contrato primero, y luego firmé.

Suspiré y se lo pasé a él quien miraba con atención.

Bien, ya no hay vuelta atrás.

La Periodista Belieber.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora