Carta | 17

932 142 18
                                    

9/03/1999

Querida y encantadora Selene.

No estoy abusando del joven, ¡vamos! Al niño le encanta entregarlas dado que se le hace "cursi" ver a su jefe mandándose cartitas con una chica, cual colegiado como si tuviese quince años de nuevo.

La verdad es que me siento bien haciéndolo, mandándote cartas y esperando una contestación que, si bien podría llegar por email o mensaje de texto, nos conformamos con esto, algo semejante a esos detalles que poco a poco se han ido olvidando.

Si tan solo hace unos años cualquier persona me hubiese pedido esto, créeme no lo hubiera aceptado, habría admitido que es una bobada hacerlo cuando la tecnología lo resolvería todo en segundos; mas debo aclarar que tú no eres cualquier persona y esto no es como los negocios, estás siendo más importante de lo que llegué a pensar.

Llevamos más de un mes conversando, mandando mensajes de texto y cartas que alegran mis días, pero sin duda alguna el día más feliz fue cuando nos conocimos en persona.

Es extraño puesto que aún recuerdo el día en que te llamé. Estuve sentado en la cafetería esperando un mensaje tuyo o señal que me hiciera saber que habías llegado, volví a llamar a tu teléfono y entonces una chica preciosa entró por la puerta, sacó el móvil y contestó al tiempo que en la bocina tu voz sonaba. Mi corazón se aceleró a mil, no podía creer que esa mujer de hermosos rulos castaños, piel tan blanca y labios perfectamente besables, fuera la misma con la cual sostuve conversaciones durante tanto tiempo.

Recuerdo nuestros nervios, las miradas fugaces que nos dedicábamos y hasta los pequeños toques que sentí recorrerme cuando nuestras manos se rozaron. Tu forma de sonreír era como si viera al más hermoso ángel frente a mí. Fue entonces que terminé de caer, ahí me di cuenta que eras la persona con la cual quería vivir más cosas, más momentos y recuerdos inolvidables; sé que es precipitado, pero quiero hacerlo, lo juro.

Prometo querida Selene, por lo más sagrado que tengo, que pese a todo nunca me iré... No es mi intención hacerlo.

Y espero que la cena de esta noche haya sido hermosa, aunque prometo hacer que así lo sea y lo digo de esta forma dado que solo dejaré que leas mi carta cuando me haya ido.

Atte. El chico de la correspondencia equivocada, el hombre que se atrevió a salir de su zona de confort, quien ama verte reír y la persona que estará a tu lado hasta que tú se lo permitas. Matt.



***¿¿¿Cuántas quieren enamorarse de Matt??? Para saber si poner su foto o las dejo con el suspenso otro poco jaja***

Una estrella para Matt © #DLYAI 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora