Encuentro de plástico.

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Nuevo día, misma rutina...

Me levanté, desayuné viendo televisión, me bañé, fui a mi asqueroso trabajo de medio tiempo junto a mis odiosos compañeros de trabajo, luego fui a mi asquerosa universidad con compañeros aun más odiosos y regresé a casa. Mi rutina no cambiaba de eso, vivo solo, por lo que nadie me molesta; Mi madre está muerta y mi padre no quiere saber nada de mí, perfecto. Todos aquellos que alguna vez consideré mis amigos terminaron siendo una basura. No tengo hermanos. En otras palabras, estoy solo.

Cuando mi madre murió, mi padre cayó en un estado de depresión. No me reconocía como hijo, sólo deseaba morir, quería la soledad absoluta. Pero no contó con que su deseo se haría realidad en mí. Cuando se lo llevaron a un hogar psiquiátrico, me quedé solo en casa, apenas tenía quince años por lo que tuve que mentir sobre mi edad. Esa casa me traía malos recuerdos, así que unos años después la vendí y compré un apartamento. Comencé a trabajar y estudiar al mismo tiempo.

Tiempo después tuve que cambiar de escuela, ya que había pasado a un nivel superior. Todos esos alumnos eran unos pretenciosos, al principio se acercaron a mí pensando que podrían transformarme en uno de ellos, pero yo no cedí. Por lo que siempre estoy solo en la escuela.

"No soporto la soledad, daría lo que fuera por tener a alguien a mi lado..."- Me repetía miles de veces.

Años de soledad, cada uno era más gris y aburrido que el anterior. No me interesaba lo que el resto pensara de mí. Total, no tengo a nadie importante que conservar.

Una mañana estaba viendo la televisión, hablaban de esos androides que salieron hace unos cuantos años. Se ven bastante humanos, no podrías reconocer uno en la calle, demuestran emociones y cada uno desarrolla su propia personalidad.

"Tal vez... Tener uno de esos no estaría mal..."

Su punto débil es que después de los nueve años de servicio, los "recuperan" arrancando sus recuerdos almacenados durante esos años. Pero, no creo que pueda encariñarme con uno de esos cacharros. Por más humanos que se vean, no lo son. Sus emociones y personalidades son artificiales, sólo un tonto podría aquerenciarse con algo así. Sin embargo, tendría a alguien para pasar el rato y no aburrirse tanto.

"Está decidido, iré a la compañía mañana"-Estaba decidido. Sin embargo, algo se interpuso en el camino "Espera... esas cosas son caras, no creo tener el dinero suficiente para costear uno"

"Desde ahora, pueden contratar Giftias usados. Tomando en cuenta el tiempo de su servicio, será medido su costo. ¡Aproveche ya!"

"La televisión me ha dado la solución..."- Todo eso fue lo que me llevó a ti.

||Al día siguiente||

Estaba en la puerta de la compañía, entré y pedí ver las posibilidades de tomar los servicios de algún Giftia. Estaba sentado en la oficina principal, viendo como la secretaria buscaba en los informes de su computadora.

La mujer era bastante joven, no creo que supere los veinticinco. Tiene un cabello largo y rubio, y unos pechos enormes, demasiado, diría yo.

-Bueno, jóven. Tomando en cuenta la cantidad de presupuesto, sólo podemos darle a un Giftia femenino que tenemos disponible. Su nombre es Nagisa, cuenta con 13.140 horas de servicio.

"Supongo que es un buen tiempo"- Pensé.

-Bien, acepto.- Firmé el contrato que me dió.

-Tendré que hacer unos cuantos papeleos, así que podrá llevarse a Nagisa en tres días.

-Entiendo, muchas gracias.- Me levanté y salí de la oficina.

Por fin no estaría solo.Te tendría a ti. Si hubiera pasado más tiempo en soledad, creo que me habría vuelto loco.

Amor de plástico ||Karmagisa||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora