Memorias de plástico: Capítulo extra

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Desde mi primer día de vida, he sido Nagisa-chan. Desde siempre, he fingido ser alguien que no soy, sin siquiera saber porqué.

"-¿Por qué tengo que fingir siempre?".

"-¿De qué hablas? No estás fingiendo nada. Ahora ve a ponerte el vestido que te compré".

"-Sí, Hiromi-san".

Al principio creí que el hecho de usar vestidos y se refirieran a mí como una chica era sumamente normal, pero con el tiempo y la observación de cómo funciona el mundo, comprendí que no lo era.

Mi vida entera ha sido una mentira. Una mentira que no me dejaría ser yo jamás.

cuando me dijeron que habían solicitado mi servicio me sentí feliz, podría hablar con otras personas además de la gente de la oficina de adquisición y recuperación de Giftias.

||Tres meses después||

-Te extrañaré, Nagisa-chan.- Me apegó tanto a ella que su cabello rubio me hacía cosquillas en la cara.

-Yo también, Nakamura-san.

Nakamura Río. Una encargada de la recuperación de Giftias y mi mejor amiga desde que empezamos a trabajar juntos. Si había algo que me duela, es mentirle; mientras Nakamura era la mejor persona del mundo conmigo, yo era el peor al engañarla de tal manera. Pero ¿Qué puedo hacer? Hiromi-san sería capaz de cualquier cosa con tal de que nuestro secreto no salga a la luz.

-Nagisa, llegaron por ti.- Karasuma Tadaomi, el encargado de todos los Giftias, me guió hasta la oficina de la secretaría, donde se encontraban mis dueños.

Al entrar, vi a una pareja junto a una pequeña niña peliverde- De aproximadamente siete años- Aferrada a la falda de su madre.

-Nagisa, ellos son el señor y la señora Kayano; señores, ella es Nagisa.

-Un gusto.- Habló la dulce mujer, extendiendo su mano, la cual acepté.

-Igualmente.

-Kaede. Desde ahora, Nagisa-chan será como tu hermana mayor, ¿De acuerdo?- El corpulento hombre le daba pequeños empujoncitos a la pequeña que aún se veía asustada.

Me arrodillé para quedar a su altura, le sonreí y le extendí mi mano.

-Un gusto, Kaede-chan.- Ella dudó un poco, pero al notar mi honestidad, la aceptó en seguida.

-Un gusto, Nagisa Onee-chan.

||Dos semanas después||

Las cosas en la casa Kayano no podrían ir mejor; Kaede y yo nos hicimos muy unidos y sus padres me tratan como de la familia. Lo único que podría mejorarlo sería... Poder contarles mi secreto, y que ellos lo aceptasen. Pero eso no ocurrirá...

-¿Falta mucho, Kaede?-Pregunté con cansancio.

-No, casi nada.- Ella insistió en ir a una montaña en la que me contaba siempre iba a jugar con sus amigos.- Listo, ya llegamos.

En la cima de la pequeña montaña un tanto alejada de la ciudad, había solo un barandal y una banca. Era un lugar hermoso, que sentí, se volvería muy especial.

Una ráfaga de viento revolvió mi cabello, cegándome por completo.

-¿Tu cabello largo te incomoda?- Kaede preguntó inocentemente, a lo que yo solo respondí con una risa nerviosa.- Tengo una idea. Ven, siéntate.- Apuntó hacia la banca.

Al estar ambos sentados, me ordenó darme la vuelta. Entonces sentí sus diminutas manos recogiendo mi cabello y atándolo en dos coletas.

-¡Listo! Ahora estamos iguales.- Dijo, apuntando su peinado.

Amor de plástico ||Karmagisa||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora