La gente se muere.

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Eso es obvio, ya todos lo sabemos, pero cuando esa gente es gente que tú conoces la cosa cambia; ya no es gente, ni una simple estadística. Nunca te das cuenta de la fuerza que tienen estas palabras hasta que lo vives de primera mano.

¿Acaso no es extraño? Como alguien al que todavía puedes ver y oír ya no está. No en el sentido místico o paranormal, sino que todo pasa tan rápido, tan inesperadamente que todo está todavía fresco en tu memoria y aún no puedes creer que se hayan ido. Los sitios por donde pasaban y las cosas típicas que dirían todavía se hacen presentes aunque ellos no lo estén.

Es cierto, la gente se muere, pero ¿por qué así? ¿por qué tan seguido? ¿por qué tan de repente? ¿Por qué sin dar oportunidad a la recuperación o asimilación?

Lo peor de todo es que los envidio, porque al verlos allí recostados, sin tener idea de lo que pasa a su alrededor, los veo liberados de un mundo caótico y desesperante. Además, ver a todas las personas que junto a ellos lloran. Son tantas y lloran tan amargamente que solo puedo pensar que quiero que pase lo mismo conmigo. No quiero que mi muerte pase desapercibida, que solo asista mi familia o conocidos más allegados, quiero poder tener lo mismo que ellos.

Que se tranque la calle al igual que con ellos, se paralice el tránsito por cargar mi ataúd. Que suspendan fiestas y que se olviden las celebraciones. No por ser egoísta, no es por querer tener cosas, es por querer querer a la gente.

Ya sé que suena enredado, pero este no es precisamente el lugar donde aplico la coherencia.

He sido tímida toda mi vida y mi círculo de conocidos es muy pequeño en comparación con lo de otras personas. Pero quiero cambiar eso, no en el sentido de conocer más gente sino por querer a la que ya conozco. Ser amable, generosa, sonriente... y muchas otras cosas que podrían decir cuando yo muriera, al igual como lo dijeron con aquellos que se fueron antes que yo.

No espero que me entiendan, ni que compartan mis locos pensamientos con respecto a la muerte; pero cuando has asistido a tantos funerales juntos tu mente empieza a divagar y no puedes evitar pensar en tu propia muerte. El cómo, el cuándo, el con quién; y lo que pasará después que tú no presenciarás.

Porque todo lo que no te dijeron a la cara, se lo dirán a otros en un salón gris y lleno de flores, tan desprovistas de vida como tu cuerpo. Solo allí podrías saber cuánto impacto tuviste en tu paso por el mundo. Y eso es precisamente lo que quiero cambiar, no quiero que mi muerte me lleve a mí y nada más, quiero poder dejarle algo a este mundo para que me recuerde incluso después que me vaya, algo que haga que las personas digan...

"Daniela ha muerto"

... y no solo La gente se muere.

* * *

¿Acaso no es curioso que haya escrito esto y justo después saliera en las noticias que David Bowie y Alan Rickman murieron también?

Ha sido un comienzo de año difícil para mí, quizás para ustedes también. Pero con la mirada al frente y los pies en movimiento. No querrán quedarse en el olvido ¿o sí?

Reflexiones de una Almohada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora