Era su mirada,
desde el principio fue su mirada.
Ojos de tierra, mar y bosque en un solo iris.
Una pupila que se desvivía,
que se extendía más allá de su anatomía a mi presencia.
No eran los besos,
sino la mirada después de los besos.
No eran las palabras,
sino la mirada que acompañaba las palabras.
Una pasión contenida que no se expresaba,
se asomaba claramente por la ventana de su alma.
Alma pura y virgen,
como sus labios.
Labios cuyo olor aún recuerdo.
Labios que ya no son míos,
como tampoco lo es su mirada.
No me pertenece,
ya no soy el motivo de aquel brillo en sus ojos.
Y su dueño,
su nuevo dueño no lo aprecia,
no lo quiere,
no lo necesita.
Tampoco yo lo necesitaba,
pero lo extraño,
aún lo extraño.
Cómo lo extraño.
No puedo recuperarlo aunque quisiese,
pues él ya no es el que yo recuerdo.
No es el mismo a quien anhelo.
Ese quedó atrás,
ese quedó condenado a un pedazo de verde tierra,
verde como sus ojos.
Mas no lo quiero.
Ya no lo quiero.
Porque al que quise desapareció,
se apagó,
junto con sus sentimientos,
y junto con su mirada.
Y poco a poco
veo como su alma se apaga también.
Sin poder ayudarle,
veo como aquel salvaje apasionado
se vuelve cada vez más manso,
más triste,
más solo.
Si pudiera lo hiciera reír.
Si pudiese,
si me dejase,
como solía hacerlo.
En los momentos que éramos felices.
Que él era feliz.
Yo aún lo soy,
puedo seguir siéndolo.
No me duele no tenerlo a él,
lo que me duele es verlo así.
Tan perdido,
tan errado.
Disfrutando de un dolor que no necesita,
al que se aferra con la pasión ya moribunda de su antiguo mirar.
Si tan solo pudiese ayudarlo,
si tan solo dejase que lo ayudaran.
No importa si no soy yo.
No importa si fuese ella.
Pero esa mirada,
esa mirada merece perdurar.
Porque no hay otra igual a esa,
la única que queda no debe morir.
No debe apagarse,
mucho menos
si se lleva a su alma también.
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Reflexiones de una Almohada.
RandomNoches de insomnio, noches de inspiración. Todas esas cosas que pensamos y no decimos porque son muy difíciles de explicar y poner en palabras. Aquí dejo todas mis filosofías, mis preocupaciones, mis deseos; sin orden, sin coherencia; así mismo como...