Capitulo 3

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Matías, un chico ni alto ni pequeño, lo que si, le ganaba por unos cuantos centímetros a su nueva amiga de pantalla, detestaba la nueva vida que debía llevar, debió dejar a sus amigos, su colegio, y su casa para comenzar todo desde cero "mamá esta loca" era lo que pensaba, no pensó a caso que para el y su hermana sería difícil hacer todo nuevamente, aburrido y sin saber que hacer, decidió salir a patinar un rato, jamás creyó que ese día comenzaría a gustarle o más bien llamarle la atención las cosas que le tenía preparada esta ciudad.

-Lo siento mucho, prometo ir a darte un abrazo para subir tu ánimo

-Es una promesa, espero verte ahí - le responde a los segundos.

Sabía que el día de mañana sería un día triste, pero apesar de eso estaba emocionado, le emocionaba saber que ese podría ser su primer encuentro, una primera conversación real, frente a frente, mirándola a los ojos y oyendo su voz, como aquella tarde cuando se conocieron.

Cayó la noche, y ese dolor de estomago lo volvía loco, con suerte podía cerrar los ojos y revisaba su celular en cada momento, ese dolor inesperado no dejaba que sus sueños tuvieran un final, más bien siempre tenían un nuevo comienzo, sin darse cuenta ya había amanecido, el sol entro por la ventana de su cuarto reflejando la luz en su cara. Su madre le indico que ya era la hora de levantarse.

¿Que cara debía tener?, no sabía que hacer, miraba a su familia, cada uno demostrando sus sentimientos por lo ocurrido, mirando hacia todos lados y fijando disimuladamente sus ojos en la puerta para ver si Alexandra entraba, pero ya era tarde. Salieron de la iglesia, la gente se les acercaba para darles consuelo, el ataúd estaba siendo metido en un auto, con una segunda angustia, echó un vistazo entre las personas, pero esta vez si la encontró.

Minutos antes

-Mamá, en serio no quiero ir sola, me da vergüenza, por favor acompáñame- Alexandra le rogaba a su madre mientras veía la hora.

-Pero es tu amigo Alexandra, no seas una niña chica, tienes ya diecisiete años no te comportes como una de diez

-Por favor

-De acuerdo- la cara de su hija termino por convencerla, tomó las llaves de la casa y se dirigieron a la iglesia que estaba a unas cuadras de su casa.- las cosas que me haces hacer, mis papás salieron y debo preparar la comida y aún así, te acompaño, no digas que después soy mala onda

- eres la mejor – esboza una sonrisa y le da un corto abrazo y un beso en la mejilla

Ahí se encontraba su casi amigo, mirando fijamente hacia al frente, Alexandra posó su mirada en su muñeca, ya no tenía la venda

"prometo que si te quitas la venda nunca más volveré a hablarte"

"prometo no quitármela, no quiero que no me hables"

Tragó saliva y decidida da un paso, volteo su mirada para que su madre le diga algo, pero solo recibió señas de esta, vamos, no era nada de otro mundo, pero no podía continuar dando pasos, su madre se pone detrás de ella y comienza a darle empujoncitos

-¡No seas tímida!, el es tu amigo

- ¡Lo se! , pero realmente no puedo- temblorosa decidió dar marcha atrás, realmente quería darle el abrazo, ya era tarde, la gente comenzó a subir a sus autos, la timidez nuevamente fue la ganadora

- me voy donde mi abuela

- ves que eres mansa, más lo que insististe ¿y que ocurrió?, nada, aprende a ganarle a la timidez, mándale saludos a tu abuela- le da un beso en la mejilla y se marcha.

¡No es justo! ¿Que diablos hiciste?, tú venías a darle apoyo y no hiciste nada- su subconsciente era quien le llamaba la atención, mientras que Alexandra caminaba dando pasos fuertes- mejor ni me hables, no ahora – calló a la vocecita con la música que venía de sus auriculares.

Matías subió al auto, el en verdad espero toda la noche por ese abrazo que nunca pasó. Estaba decepcionado sintió pirañas en su estomago por nada. Estaba frustrado muy frustrado, el solo pensar en que Alexandra no estaba interesada en el lo ponía de mal humor, quizá solo estaba jugando con el ¿ella era tierna? O eso se hacia creer el, al parecer se ilusionaba de algo que no es.

La vista no era muy buena solo un par de casas, algunos perros vagando y mucha área verde, más bien era pasto descuidado, apoyó su cabeza en el vidrio y miraba de reojo, en instantes reconoció una mochila y una blusa color negra con rayas blancas, era ella, quien iba en dirección hacia la casa de su abuela. Ambos avanzaban a la misma velocidad, estaban muy cerca, Matías golpeaba la ventana para hacerse notar pero Alex no lo vio. El seguía mirando sin siquiera parpadear con la esperanza de que ella lo viera. Pero la muchacha se detuvo y entro a la casa.

Matías miro hacia la puerta, ya era tarde, nuevamente esa frustración recorrió su cuerpo.

A pesar de todos los sucesos ocurridos, el paso toda la tarde pensando en ella y en esa extraña sensación que surgía en sus entrañas

-No puede ser, "ella es mayor"-se repetía una y otra vez -No creo que esté interesada en mí, tal vez solo es una persona muy afectiva, tal vez solo quiere una amistad, tal vez si se lo digo... todo acabe mal -Pensamientos como esos atormentaban su mente hora tras hora, día y noche, sin saber lo que le esperaría en un par de días más.

Ya era tarde, cometió el error de prometer algo que no lograría cumplir, Alexandra entro a la casa de su abuela, se dirigió por el corto pasillo en dirección a la habitación de su tía, al ver la cama se desploma en ella y tapa su rostro con las almohadas y peluches que decoraban esta.

- Eres una tonta- se repetía una y otra vez- Solo debía caminar hacia el y abrazarlo tal como lo habían hablado.

A pesar de eso ella sabia que no podría hacerlo, es tímida quizá no lo representa, pero ¿como alguien como ella sería capaz de ir y abrazar a alguien con el que ni en persona habla?, ella sabe que vive de la imaginación sabe que en su mente es otra clase de chica, una que vive y disfruta la vida de otro modo, la que es fuerte y no deja que nada ni nadie hiera su persona, pero fuera de aquella imaginación es lo contrario, una chica vulnerable.

- "Lo siento, realmente quería abrazarte, pero la vergüenza y la timidez me ganaron"- sus ojos leían nuevamente antes de presionar la pantalla para que el mensaje se envíe, con sus dedos seca y corrige el maquillaje que llevaba y se decide a enviar el mensaje.

Ya era tarde, no se puede volver al pasado, y probablemente un simple lo siento escrito no sea mucho, Tal vez estaba exagerando ella suele exagerar todo, las horas pasaban sentía y desagradable dolor en el pecho, estaba angustiada, causo una pésima impresión o ni eso.

- excelente Alex, eres la mejor dando pésames- sus palabras fueron interrumpidas por la vibración de su celular, "Matías vecino de enfrente"

Pensó en no leer el mensaje pero de verdad quería leer lo que el muchacho le había enviado

- Te vi, creí que te acercarías o espere eso, pero no fue así, no te preocupes, todo esta bien

- ¡Lo siento de verdad! Me daba como vergüenza, me fije que te quitaste lo de la muñeca

-Si, me obligaron, no quería quitármelo, no quiero que te enojes y dejes de hablarme- sus mejillas tomaron un delicado tono rosa.

- Pero si soy muy aburrida

- A mi me gusta hablar contigo, me diviertes, sería aburrido no hablarte

Por cada palabra escrita por su vecino sus mejillas tomaban el color de un tomate, y sentía un calor en ellas, no sabía muy bien la razón pero tampoco le molestaba sentirse de ese modo 

Mi nuevo vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora