Capítulo 1. Naranjas, duraznos y limas. ¡Oh mi!

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-Finalmente alguien compró la vieja casa de los DiLaurentis - dijo la madre de Emily Fields. Era sábado en la tarde, y la Sra. Fields estaba sentada en la mesa de la cocina, bifocales posados en su nariz, haciendo sus cuentas con calma.

Emily sintió la Coca-Cola de vainilla que estaba bebiendo burbujear en su nariz.

-Creo que otra chica de tu edad se mudó allí -continuó la Sra. Fields. -Yo iba a llevar esa cesta hoy. ¿Tal vez quieres hacerlo en mi lugar? -apuntó hacia la monstruosidad de celofán sobre el mostrador.

-Dios, mamá, no -replicó Emily. Desde que se había retirado de la enseñanza en la escuela primaria el año pasado, la madre de Emily se había convertido en la no oficial Dama Wagon de bienvenida en Rosewood, Pensylvania. Ella reunió un millón de cosas al azar -frutos secos, esas cositas de goma que se utilizan para tener frascos abiertos, pollos de cerámica (la mamá de Emily estaba obsesionada con los pollos), una guía de posadas de Rosewood, y otras cosas- en una gran cesta de mimbre de bienvenida. Ella era un prototipo de madre suburbana, menos por la SUB. Ella pensaba que estas eran ostentosas y consumidoras de gasolina, así que ella conducía un Oh-tan-práctico Volvo en su lugar.

La Sra. Fields se levantó y pasó los dedos por el cabello de Emily dañado por el cloro. -¿Te molesta mucho ir allí, cariño? ¿Tal vez debería enviar a Carolyn?

Emily miró a su hermana Carolyn, quien era un año mayor y descansaba cómodamente en el La-Z-Boy en el estudio viendo Dr. Phil. Emily sacudió la cabeza. -No, está bien. Yo lo haré.

Claro, Emily se quejó un poco y ocasionalmente rodó los ojos. Pero la verdad era, que si su mamá lo pedía, Emily haría todo lo que tenía que hacer. Ella era una casi calificación-A, cuatro veces campeona del estado en nado mariposa y una súper obediente hija. Seguir las reglas y solicitudes era fácil para ella.

Además, en el fondo ella quería una razón para ver la casa de Alison otra vez. Si bien, parecía que el resto de Rosewood había empezado a pasar de la desaparición de Ali desde hace tres años, dos meses y doce días, Emily no. Incluso ahora, no podría mirar el anuario de séptimo grado sin querer acurrucarse como un balón. A veces en días de lluvia, Emily todavía releía las viejas notas de Ali, que guardaba en una caja de zapatos Adidas debajo de su cama. Ella incluso mantenía el par de corduroys de Citizens que Ali le prestó en una percha de madera en su armario, aunque ahora eran demasiados pequeños para ella. Había pasado los últimos años en soledad en Rosewood anhelando otra amiga como Ali, pero eso probablemente no iba a suceder. Ella no había sido una amiga perfecta, pero con todo y sus defectos, Ali era bastante difícil de reemplazar.

Emily se enderezó y cogió las llaves del Volvo del gancho al lado del teléfono. - Vuelvo en un rato -dijo mientras cerraba la puerta del frente detrás de ella.

Lo primero que ella vio cuando arrancó hacia la vieja casa victoriana de Alison al final de la frondosa calle fue una enorme pila de basura en la cuneta y con un gran letrero de ¡GRATIS! visible, ella se dio cuenta que esas eran las cosas de Alison - reconoció el blanco, viejo y mullido cobertor de corduroy de Ali. Los DiLaurentises se habían mudado lejos hacía ya nueve meses. Al parecer, habían dejado algunas cosas atrás.

Ella aparcó detrás de una gigante camioneta de Bekins y salió del Volvo. -Whoa -susurró, tratando de evitar que su labio inferior temblara. Bajo la silla, allí había muchas pilas de libros mugrientos.

Emily llegó hasta allí y miró los lomos. The Red Badge of Courage, The Prince and the Paupper. Ella recordaba haberlos leído en la clase de ingles de la Sra. Pierce en séptimo grado, hablaban sobre simbolismo, metáforas, y desenlace. Allí habían más libros en la parte de abajo, incluyendo algunos que solo lucían como viejos cuadernos. Cajas cerca a los libros; estaban marcadas como ROPA DE ALISON y VIEJOS PAPELES DE ALISON. Asomándose de una caja había una cinta azul y roja. Emily tiró un poco de ella. Era una medalla de natación de sexto grado que ella había dejado en la casa de Alison un día cuando habían inventado un juego llamado Diosas Olímpicas de Sexo.

Pretty Little Liars (1) (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora