Capítulo 5

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Ayer me dediqué a desempaquetar cosas y colocarlas en mi nuevo cuarto, el cual compartiria con Mary, Milena y Tayler.
Tenía un tamaño bastante considerable ya que cuatro personas en una sola habitación ocupan lo suyo.

Cuando terminé me acosté rechazando la invitación de mis tres compañeros para ver una pelicula. Me sentia demasiado cansada como para aguantar despierta la hora y media que duraba aproximadamente. Me heché en la cama y enseguida me quedé dormida.

Esta mañana mis tres compañeros de piso han tenido el gran detaye de despertarme a una buena hora para que me diese tiempo a arreglarme y desayunar tranquilamente. También me hicieron el desayuno, son un amor de personas la verdad, tengo suerte de que me hayan asignado este cuarto.

-Venga Sarah, ¿no querrás llegar tarde a tu primer día de clases en la universidad?, ¿no?- Dijo Milena con impaciencia.

Tayler y Mary se encontraban ya en la puerta a punto de salir por ella.

-Si, ya voy, solo me falta coger el movil y los cascos, no te preocupes, que llegaremos a tiempo.- Dije yo intentando quitarle hierro al asunto.

Salí y cerré la puerta, apreté el paso para alcanzar lo antes posible a mis tres amigos que iban algunos pasos por delante.

-¿Que clase teneis ahora?- Pregunto Tayler con interes.

-Yo Biologia...- Dijo Milena algo desanimada.

-¡Yo Arte!- Añadío Mary. Se notaba que eso del Arte le apasionaba realmente.

-Mmm, yo Arte también.- Dije mirando el horario de clases que obviamente aún no me había aprendido. Suspiré aliviada al saber que no estaria sola en clase, menos mal que Mary estaria para hacerme compañía, porque con lo vergonzosa que soy seguro que me empezaba a angustiar, además, ella me haría las clases menos aburridas y más amenas.

-Yo Física y Química...- Dijo Tayler soltando un fuerte suspiro. -Esta clase siempre me dá un terrible dolor de cabeza, no consigo entender absolutamente nada.

-Venga Tayler por favor, no seas tan exajerado.- Soltó Milena poniendo los ojos en blanco.

El timbre sonó y los cuatro nos tuvimos que despedir. Yo me fuí con Mary rapidamente a la clase de Arte. La verdad es que se la veía más entusiasmada de lo que suele estar normalmente.

Al pasar por la puerta me dirigí al fondo separandome de Mary, ya le había aclarado que no me gustaba nada llamar la atención, y que me pondria lo más alejada posible de la gente. Contra mas lejos menos vergüenza tendré que pasar. Lo pasaba realmente mal, si por algun motivo yo tenia que ser el centro de atención, empezaba a sudar, sentia nausias y a veces incluso me desmayaba.

Mire por la amplia ventana que tenia al lado distrayendome con cada cosa que veia.

Sentí una pequeña patada por debajo de la mesa, haciendome notar que había alguien sentado a mi lado.
Giré mi cabeza levemente, era un chico. Me quedé observandole detenidamente.

-Te estan nombrando, ¿sabes?- Dijo arqueando una ceja.

Senti como me ponia roja de la vergüenza y mis mejillas empezaban a arder.

-¿Señorita Mir?, ¿Sarah Mir?- Volvió a preguntar la profesora.

-Si, aquí.- Dije nerviosa.

-Oh, a ver si está un poco más atenta señorita Mir.- Me advirtió.

Miré de nuevo al chico que tenia sentado a mi lado. Analicé cada uno de sus rasgos.
Estaba fuerte, tenia un cuerpo digno de un dios griego. Era muy blanco de piel, con el pelo castaño oscuro algo despeinado, pero le quedaba bien. Tenia unos ojos marrones oscuros tirando a negros, eran bonitos, joder que si eran bonitos...
Me quedé embobada mirandole, el pareció darse cuenta y sonrió arrogantemente levantando una ceja. Tenia los dientes perfectos, que sonrisa mas bonita...

-Mierda Sarah despierta, que te está mirando, pensará que eres boba.- Me habló mi consciencia.

Rapidamente sacudí la cabeza para despejarme. Sonreí avergonzada y roja como un tomate al darme cuenta de que el seguía mirandome con diversión y esa perfecta sonrisa.

-¿Te gusta lo que ves eh Mir?- Dijo el mirandome directanente a los ojos.

-Eh no, simplemente me gusta mirar y analizar a la gente.- Dije planteandome muy bien las palabras que iba a pronunciar. -Buena escusa Sarah.- Me felicité a mi misma.

-Seguro que si...- Dijo el sin creerse mi muy elaborada escusa y con un tono un tanto borde y cortante.

-¿Y tu eres...?- Le pregunté con interes.

-Matthew, Matthew Brown Cooper.- Dijo mientras escribía algo que la profesora había apuntado en la pizarra en su cuaderno, y sin prestarme la más minima atención. Esto apenas me molestó, generalmente me gusta que me miren a la cara cuando me hablan, pero no se porqué con el me daba exactamente igual.

-Encantada.- Le sonreí amistosamente.

-Lo se, yo en cambio no puedo decir lo mismo.- Dijo mirando al frente y poniendose muy serio.

Abrí la boca para protestar y reprocharle su actitud, esto si que me había llegado a irritar bastante, pero me lo pensé dos veces y automaticamente la cerré. -¿Cuál es el problema de este chico?, ¿habré hecho algo que le a podido molestar?- Repasé mentalmente la conversación que habíamos tenido y todo lo que había pasado para asegurarme de que yo no tenía la culpa del mal humor de Matthew.- No, no puede ser, no e hecho absolutamente nada malo o molesto.- Pensé. Decidí dejarlo pasar, no preguntar más y poner toda mi atención en el resto de la clase de Arte. Si quería hablar conmigo que iniciase el la conversación. Ya se cansaría de estar tan callado y tan serio. -No me tragaré mi orgullo.- Pensé muy segura de mi misma, aunque sabía que lo más provable era que yo le hablase de nuevo en algún momento.

Amor-OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora