Capítulo 1

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Yo, Sarah Mir Wever, nací el día 1 de Febrero del 1996. Mi vida, como todos los demás sucesos acontecidos en esta, no era gran cosa.

Siempre había vivido a la sombra de las populares fuera dentro, o en el exterior del colegio. No tenía amigas, todas las chicas me consideraban un bicho raro sin cerebro, yo sabía que no era así, pero el hecho de ser rubia no ayudaba nada, además no era lo suficientemente valiente como para plantarles cara a esas pijas y demostrarles que se equibocában.

Mi vida académica siempre fué desastrosa y bastante deprimente, me sacaba los estudios, pero siempre con la nota mínima para aprobar.

En casa, las cosas iban bastante bien, yo soy hija única, y mis padres estaban felizmente casados desde que nací.

En el colegio todos se metían conmigo por mi peso, y, tengo que admitir que, ni estaba muy delgada, ni era precisamente una diosa griega de la belleza.

A los ocho años me pusieron gafas, para mi desgracia, eran bastante grandes, con una montura negra de pasta y de cristales de culo de botella. A raíz de eso, todos me empezaron a llamar cuatro ojos aparte de gorda.

Siempre pasaba de esas snobs repulsivas, a las que no les importaba nada que sus palabras fueran como una patada en el estómago para aquellas personas cuyo aspecto era rechazado por la sociedad.

Durante los seis años que estube en mi colegio, puesto que me cambié a este en primero de primária, lo pasé muy mal, tuve que soportar burlas y mofas por parte de alumnos y profesores.

Cuando pasé al instituto estaba emocionada, que digo emocionada, emocionadísima. El motivo de esta emoción fué que pensaba que, puesto a que era nueva en este y nadie sabía nada de mi pasado en el cole, mis compañeros me tratarían mucho mejor, y conseguiria hacer algunas amigas, pero esto no fué así, no fué así por que algo se me pasó, mi aspecto, este fué el motivo por el que las nuevas chicas de mi clase, e de decir que eran bastante populares, y unas chonis de los piés a la cabeza, se empezaron a meter conmigo y a insultarme, incluso llegaron a hacerme bromas de muy mal gusto, como, por ejemplo, cortarme el pelo, mi querido y adorado pelo, la cosa que más me gustába de mi aspecto, porque tengo que decir, que, la verdad, no había muchas de esas cosas.

Este grupito de chonis, estaba formado por un montón de gente, pero, las más cercanas a mi, puesto que estaban en mi clase y tenía que aguantarlas durante todas las clases, todos los días del mes, todos los meses del año y todos los años de la duración de mi estancia en el instituto, eran: Rebecca, Julia, Andrea, Louise, Rose, y la más odiosa y repulsiva de todas, Arianna, la odiaba y odio con toda mi alma, y, a ver, entenderme, me estuvo humillando durante todos los años que pasé en mi instituto, hasta la universidad, ahí si que conseguí desacerme de esa choni sin clase, ya que no tenía cerebro y, por lo tanto, nunca entraría en ninguna universidad, ni en la menos prestigiosa la admitirian.

Creía que gracias a que ya no tenía a la estupida de Arianna dandome el coñazo ya me podría concentrar en mi carrera de fotografía, pero, de repente, apareció el para darle un giro radical a mi vida.

Amor-OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora