Capítulo 3

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Me adentré entre los universitarios del campus.

Había mucha gente hablando y riendo, chicos que se fijaban en el culo de las nuevas chicas, y chicas que cuchicheaban sobre el buen aspecto de los chicos mayores de la universidad, amigos que se reencontaban de nuevo y se abrazaban con cariño y alegría, y yo, como siempre, sola, deprimida y sin nadie a quien acudir.
-Como me gustaria tener amigas en momentos como este...- Pensé.

Me acordé de cuando estabamos juntas, ella y yo, solas, sin nadie que nos molestase, pero, desde que Kathya se fué de aquí y volvió a su país natal, ya que era extranjera, esto no había sucedido con ninguna otra persona. La extrañaba muchisimo.

-Como la hecho de menos...-  Pensé de nuevo.

-No pienses mas en eso Sarah.- Me dije a mi misma y sacudí la cabeza para que el recuerdo de Kathya se fuera.

Yo sabía que si seguía pensando en ella, no conseguiría que volviese, lo unico que haría sería llorar como una niña pequeña hasta que no quedase ni una gota de agua en todo mi cuerpo.

Arrastraba mis maletas con dificultad, estaba decidida a ir a los apartamentos del campus, pero, no se porque, me desvié hacia el bloque en el que daría clases. Entré dentro del gran y nuevo edificio que se suponía que iba a ser mi universidad hasta que me graduase. Leí un cartel con una flecha que decía: -“Cafeteria”- en letras grandes y oscuras. Me decidí a entrar, después de seis horas de viaje, necesitaba un café.

Cogí una vandeja y me sitúe en la cola para hacer mi pedido.

Una señora vieja y demacrada con una redecilla en la cabeza y con un caracter amargado y resentido se dispuso a atenderme y me dijo:

-¿Que es lo que vas a tomar?

Tardé un momento en respondér ya que la voz grabe de la señora me intimidó bastante.

-Un café y un cruasant, por favor.- Dije con un tono amable y una sonrisa amplia dibujada en mi cara.

-Enseguida.- Dijo la señora bruscamente, tanto, que pegué un respingo en el sitio.

Dejó la bandeja sobre el mostrado con un movimiento rápido.

Pagué y me dirigí hacia una mesa vacía en la esquína de la amplia cafetería.

En ese momento entraron por la puerta tres chicas, sus aires de superioridad me impresionaron bastante.

Me quedé embobada mirandolas, -Seran muy guapas, pero seguro que no tienen más de media neurona.- Caminaban con estilo, cosa que me sorprendió, ya que con esos tacones de 20 cm que llevaban, cualquier persona se habrían matado, pero ellas no, creo que les podrían haber bombardeado con pelotas de balonmano y no habrían perdido el equilibro ni en un solo instante.

Una voz dulce y calida me sorprendió.

-Se supone que ellas son las más populares aquí, pero eso es solo por la apariencia, la de la izquierda es Elsa, la de la derecha es Caroline y la del medio es Valentina, la más importante de todas, por lo menos en esos grupitos que integran a las más conocidas, es repulsiva..., las otras dos van detrás como perritos falderos, son pateticas...-  Dijo la dueña de esa dulce voz, con un desprecio notable en cada una de sus palabras. Ella no era ni muy alta, ni muy baja, lo normal para una chica de su edad, con un cuerpazo escultural, unas piernas largas dignas de una diosa griega, sus ojos marrones color avellana hacían juego con su pelo largo y ondulado. Iba pintada de una forma muy sutil, con un brillo de labios rosa claro, sombra de ojos blanca y el párpado inferior del ojo adecuadamente delineado con negro. Llevaba unos pantalones cortos baqueros con letras blancas, al igual que sus pendientes y su collar, que también eran de letras, una camiseta con un gatito bastante mono y unos zapatos blancos de cuña abiertos por delante que dejaban al aire sus finos dedos. En mi opinión era bastante guapa y vestía muy bien.

-No te caen muy bien, ¿verdad?-  Dije casi afirmando mi propia pregunta.

-La verdad es que no las soporto, se me nota mucho, ¿no?- Dijo ella riendo al comprender que había captado al vuelo el porque de su tono al explicarme quenes eran ellas.

-La verdad es que si.- Dije asintiendo efusibamente.

-Ya...- Dijo suspirando. -A, porcierto, soy Mary.- Dijo al recordar que no se había presentado.

-Encantada, yo soy Sarah- Dije con una sonrisa calida dibujada en la cara.

-Y esos dos de esa mesa de ahí son Milena y Tayler.- Dijo Mary señalando a las dos personas que respondian por los dos nombres que acababa de pronunciar. El chico cuyo nombre era Tayler, era alto y musculoso con unos ojazos verde aceituna y un pelo rojo como el fuego, la tal Milena también era bastante alta, con los ojos negros, al igual que su pelo largo y liso, y con una cintura de abispa que daría celos a la más delgada del mundo. No llevaba maquillaje, pero aun así estaba muy guapa, tenía un brillo natural. Iba bestida de una forma muy casual, llevaba unos pantalones cortos naranjas y una camiseta blanca de tirantes, junto con unas converse del mismo color que su camiseta. Ellos se dieron la vuelta al oir sus nombres.

Se levantaron al ver que su amiga hablába conmigo y se dirigieron a la mesa en la que estabamos.

-Hey.- Dijo el tal Tayler giñandome uno de sus ojos verdes y pasando su mano por su bien peinado y pelirojo pelo.

-Hola.- Dijo Milena dedicandome una amable sonrisa.

-Oye Mary, ¿no nos vas a presentar a tu nueva amiguita?- Dijo Tayler con una sonrisa arrogante plasmada en su cara.

-Si Mary, presentanosla, pooorfaaa...- Dijo Milena alargando las vocales, con un tono infantil y haciendo un puchero con su labio inferior.

-Vale, vale, ya os la presento...- Dijo Mary al ver la impaciencia en los ojos de sus amigos. -Esta es Sarah.- Prosiguió calmadamente.

-Bonito nombre.- Dijo Tayler. -Yo soy Tayler y ella es Milena.- Dijo el pelirojo señalando a su amiga.

-Hey, que puedo presentarme yo solita Tayler...- Dijo Milena irritada y ofendida por la falta de confianza de Tayler.

-Encantada.-  Dije riendome del caracter infantil de ambos.

-Bueno, nosotros nos tenemos que ir, tenemos que desempaquetar nuestras cosas y colocarlas en nuestro piso del campus, ¿verdad Milena?- Dijo Tayler con bastante prisa.

-Verdad.- Dijo Milena muy segura mirando a su amigo.

-Vale chicos, nos vemos allí, y recordad que tenemos que recivir a otra compañera más.- Dijo Mary advirtiendo a, por lo visto, sus compañeros de piso.

-Vaaaleee.- Dijeron los dos al unisono, y acto seguido salieron de la cafeteria.

Me quedé mirando a Tayler, la verdad es que ese chico era un autentico playboy, estaba bien bueno...

Salí de mis pensamientos al escuchar a Mary riendo.

-¿De qué te ríes? Le pregunté algo extrañada.

-De la cara que has puesto cuando Tayler se a ido, te has quedado embobada, tu cara era super graciosa, pero siento desilusionarte al decirte que Tayler es gay.- Esto último que dijo me dejó impactada.

-¿Qué?, no lo parece...- Dije desilusionada.

-Ya..., a todas les pasa lo mismo cuando conocen a Tayler puesto que se le notan muy poco las plumas, el se lo tiene que aclarar a las chicas... Normalmente, la mayoria se desaniman, le piden disculpas y se dan media vuelta preparandose para olvidarse de el, pero hay otras, las mas penosas a mi parecer, que insisten e intentan cambiar la condición sexual de Tayler.- Dijo con una notable diversion.

-¿Tienes el papel de hospedaje?- Dijo derepente haciendo que me sobresaltara.

-Si, ¿por qué?- Pregunté extrañada.

-Para que sepamos a que apartamento tenemos que ir tonta..., ¿quieres qué te acompañe?- Dijo rapidamente.

-Si, claro, ¿por qué no?- Dije con una gran sonrisa en la cara.

Amor-OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora