Seis veces (Seis novias para seis hermanos - Osomatsu-san)

Choromatsu y Saeko

Saeko llamó a la puerta de la casa de los Matsuno. Estaba muy nerviosa porque había venido sola desde su casa y se imaginaba que todo el mundo la miraba y criticaba de ella (Pero sólo eran imaginaciones suyas).

Había quedado con Choromatsu porque era su cumpleaños e iban a celebrarlo a algún sitio. Le abrió la puerta Matsuyo, quien se alegró de verla.

- ¡Saeko-chan! Qué alegría.- La saludó amigable.- ¿Qué deseas?

Saeko se sonrojó y miró al suelo.

- ¿¡E-Está Ch-Choromatsu en casa!?- Exclamó con mucha vergüenza. Matsuyo sudó una gota por su nuca.

- Está arriba en su habitación, creo.- La dejó pasar y ella subió las escaleras con rapidez.

Dudaba de cuál era el cuarto de Choromatsu pero aun así entró en uno al azar. Un golpe seco sonó y vio a Choromatsu tirado en el suelo boca abajo con los pantalones bajados. Abrió los ojos desmesudaramente al verlo así.

- ¡Joder Osomatsu, que he puesto el cartel! ¿¡Es que no hay manera de que me masturb...!?

Choromatsu se quedó sin habla al ver que era Saeko. Ella cerró la puerta lentamente bajo la mirada asustada de él.

- ¡Saeko-chan no es lo que parece!- Gritó levantándose y abrochándose los pantalones.

Saeko fue corriendo a otra habitación y se encerró allí, traumatizada y abrazándose a sí misma. La habitación resultó ser el aseo. Se sentó en el retrete temblando y con lágrimas en los ojos.

Choromatsu la siguió y llamó a la puerta muy avergonzado. Había hecho el ridículo DOS veces, y encima una vez fue ante su prácticamente nueva novia.

- S-Saeko-chan... esto... ¿Feliz cumpleaños?- Lo dijo para ver si colaba, pero no contestó. Choromatsu se llevó las manos a la cara, deprimido.- Estabas muy guapa sin las gafas... ¿Te has puesto lentillas cierto?- Siguió hablándole.- Lo siento por lo de antes... yo no quería... que te asustaras.- Choromatsu se puso a llorar delante de la puerta. Osomatsu que pasaba por allí lo miró de manera extraña y pasó de largo.

Saeko abrió la puerta lentamente, asomándose poco a poco. Choromatsu se separó un poco de ella para que no se asustara y volviera a entrar en el baño. Saeko miró a los lados y salió por fin, cerrando la puerta tras sí.

- ¿Por qué te estabas t-tocando?- Miró sonrojada hacia un lado.- ¿Es que... yo no te... gusto?

Choromatsu se alarmó un poco, ¡Claro que le gustaba! Pero eran muchos años siendo virgen.

- Por supuesto que me gustas.- Le dijo un poco avergonzado, rascándose la nuca.- Me pareces una chica muy bonita...

- Entonces, ¿Por qué lo hacías?- Le preguntó mirándolo un poco de reojo.

- Porque... tenía ganas.- No sabía cómo explicárselo. Saeko emitió un profundo suspiro y se encogió de hombros.

- Si tú lo dices...

Choromatsu suspiró y sonrió un poco.

- ¿Vamos a la calle? ¿O qué quieres hacer?- La tomó de la mano y la acarició. Ella se sonrojó cuando Choromatsu hizo eso y se puso a temblar.

- Y-Yo... no sé...- Todavía estaba un poco conmocionada por lo que había visto. Choromatsu intentaba remediarlo pero era muy difícil.

- Te compraré una tarta de cumpleaños de nata y fresas.- Le dio un pequeño codazo.- Se que te gustan mucho, me lo dijiste una vez.- Le sonrió. Saeko sonrió también con vergüenza.