Puntos Suspensivos |Levi Ackerman|

Prólogo: A ti.

Debo decirte que siempre he sido plenamente consciente de la importancia que implica tomar una decisión, y de lo jodidamente complejo que es el futuro. Nosotros dos lo sabemos muy bien.

Desde que nací, en una habitación mugrienta y oscura y tuve la suficiente consciencia, supe que mi futuro más cercano apestaba a amargura y soledad. A violencia y a crueldad. A nada bueno. Y así fue. Pero una pequeña decisión puede cambiar toda tu vida. Lo que eres y serás, lo que vivirás y experimentarás y donde terminarás da un giro de ciento ochenta grados a partir del momento en el que decides algo. En ese momento no piensas realmente en la importancia que puede tener, pero mirando atrás, te das cuenta de que todo cambió. Todo pudo haber sido de otra manera, pero no lo fue. De qué manera algo tan simple puede llegar a tal nivel de complejidad es algo que siempre me ha fascinado, porque la realidad es que nunca vas a poder predecir el resultado de tus elecciones. Por eso, siempre he intentado vivir sin arrepentirme de las que he tomado.

No me arrepiento de las mías, nunca lo haré.

Pero pese a eso, pese a eso jamás imaginé que aquel día, aparentemente uno más en el calendario, tan gris y apagado como el anterior y tan monótono como el siguiente, pudiera ser el punto de inflexión que dio media vuelta a mi vida.

Quién sabe a qué clase de destino estaba ligado hasta aquel momento. Pero todo cambió en ese instante, cuando el sonido de tu voz llenó el silencio de la noche y yo di el primer paso sobre el camino que me llevaría hasta lo que soy ahora.

Gracias, mocosa, por todo.