Capítulo I - La Llamada

14 1 2
                                    

-¡Por dios, ese teléfono! – dijo Marina dándose vuelta en la cama y encendiendo el velador.

-Atendé de una vez, a ver qué quieren – le dijo Julián, entre dormido y fastidiado.

-No, es número desconocido. Si los atiendo, me escuchan, me cortan y siguen llamando. Ya sabés como son.

-Bueno, creo que ignorarlos no te está dando un resultado mucho mejor – resopló él, desde el otro lado de la cama.

Marina bufó. Miró el despertador. Eran un poco pasadas las 3 de la mañana. Era la cuarta vez que llamaban en los últimos 5 minutos. "Número Desconocido", quienquiera que fuese, no parecía querer darse por vencido.

De pésimo humor descolgó el teléfono.

-¿Quién es? – preguntó con el peor tono posible.

-¿Marina? ¡Por fin! Soy yo, Gastón.

-¿Gastón? – dijo Marina con sorpresa, abandonando su tono malhumorado y sentándose en la cama mientras se refregaba los ojos. - ¿Qué pasó?

Giró la cabeza hacia su izquierda para mirar a Julián, que también se había sentado al escuchar el nombre del misterioso "Número Desconocido".

-¿Y este que quiere? – le dijo Julián bajito, evidentemente molesto.

Marina le hizo un gesto con la mano de que esperase, mientras escuchaba lo que su interlocutor tenía para decirle.

-No, no pasó nada. Va, nada grave. O eso creo. Por lo menos por ahora... Ah, no sé. Es difícil de explicar – hablaba muy rápido. Se lo notaba agitado.

-Pará, Gastón, pará que no te entiendo. ¿Te pasó algo sí o no?

-No, en sí no, pero... ¿nos podemos ver?

-¿Ver? ¿Ahora? – le contestó ella atónita. Sonaba realmente desesperado.

Julián la tomó del brazo para que lo mirase y moviendo solo los labios le dijo "De ninguna manera".

-No, sí, bueno, me doy cuenta de la hora. ¿Mañana temprano puede ser? ¿A primera hora?

-S-sí, sí, puede ser. Café Las Rosas, ¿te parece?

-Sí, perfecto. A las 7 estoy ahí. Búscame por el fondo. Y si llegas antes no te sientes en las ventanas. Nos vemos. Perdón si te desperté. Nos vemos. Gracias.

-¡Esperá! ¿A las 7? No te parece que es muy tempra... - empezó ella, pero no puedo terminar su frase, porque Gastón ya había cortado.

Completamente perpleja colgó el teléfono y se dio vuelta en la cama para mirar a su novio.

-¿Qué quería este idiota? ¿Está loco? ¡Qué le pasa llamando a esta hora! – le soltó un Julián bastante molesto.

Marina respiró profundo. Se veía venir le planteo de Julián. Cualquier otra persona que hubiese llamado en la madrugada lo habría fastidiado, pero Gastón, Gastón lo sacaba de las casillas.

-No sé qué quería, no me dijo. Parecía que tenía algún problema. No sé si notas que no fue una conversación muy larga – le dijo irónicamente. Quizás la ironía no era la mejor respuesta considerando el humor de Julián, pero le había salido así.

Él la miro un instante.

-Disculpame – le dijo mientras hacía con la cabeza un movimiento de negación. – No... no es con vos el tema. Pasa que este tipo me enferma. No lo trago.

El LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora