Por fin era lunes y la podría ver, llegué a la clase de Química orgánica y ahí estaba ella sentada casi de las primeras en el salón.
Siempre tan atenta y tomando apuntes, era una de las más aplicadas de la clase, eso la hacía mucho más admirable. Al terminar la clase, se paró y vino hacia mí.
- Hola te vengo a entregar la invitación, espero que vayas.
- Muchas gracias y por supuesto que iré, que estés bien.
Se fue. Llevaba una trenza hasta la cintura, tenía el pelo muy largo y castaño, el movimiento de sus caderas me hacía temblar, una especie de cosquillitas en el corazón. Creo hallar todo perfecto en ella –suspiré.
Abrí la invitación, decía hasta mi nombre, lo cual me alegró mucho pues no podía ser una equivocación.
Quería que llegara rápidamente el sábado, los días pasaron lentos. Sentía una gran aflicción en el pecho, no sabía si le diría que la amaba, ¡Oh! ¿Por qué dije eso?, medité por un segundo, -estoy enamorado de ella.
Las ideas iban y venían por mi cabeza, no sabía si decírselo a la cara o con un beso, o tal vez por medio de una carta.
No sabía que podía ser tan difícil hacer una declaración de amor cuando este es tan sincero. Así que decidí hacer lo que mis impulsos decidieran hacer.
Llegó el gran día y me empecé a arreglar dos horas antes, mi madre se reía de mí, porque parecía una gallina loca que iba y venía sin rumbo alguno.
Nunca aprendí a hacer el nudo de corbata, así que le dije a mi madre que me lo hiciera.
Ella también me pasó su auto, un pequeño city car.
Llegue a su casa y me pareció extraño que no hubiesen carros afuera.
Llamé al timbre, una señora me hizo pasar. Después de un rato dijo que me dirigiera hacia la sala de estar. Pensé que había llegado muy temprano y que por los nervios no me había fijado bien en la hora.
Cuando entré a esa enorme sala con grandes sillones y pinturas lujosas, pensé que Lorens tenía bastante dinero.
Decido mirar por la ventana, siento sonar unos tacos, me doy vuelta.
Era ella, se veía tan hermosa que parecía una mujer sacada de una pintura. Llevaba un vestido ajustado a sus curvas, de color negro y el cabello tomado.
-Hola Lorens ¿Cómo estás?
-Hola, muy bien.
- ¿Y el resto de los invitados?
- Están todos- se rió con tono sarcástico.
- Yo no veo nadie.
- Tú eres todos- se sonrojó. No sabía cómo invitarte a una cita, así que decidí hacer todo esto.
- Qué hermoso tu gesto, eres demasiado tierna. ¿Querías tener una cita conmigo?, ¿por qué?
Porque desde que te vi por primera vez en Química, me gustaste, tu mirada, lo ordenado, tu belleza. Lo oculté por dos años y sentía que no podía más.
En el instante en que ella me decía eso sentía que mi corazón palpitaba a mil por hora y que mis mejillas se ruborizaban. No sabía si callarla con un beso o darle un abraso en el cual fundiéramos nuestros sentimientos. Decidí hacer lo último.
La cena fue muy entretenida y romántica, lo pase muy bien.
ESTÁS LEYENDO
Maldito Puñal
Teen FictionHistoria que cuenta , la etapa de un chico en su último año de secundaria, el cual deside luego de mucho tiempo, declararle su amor a Lorens . ¿Será un amor correspondido?