Cassie - capítulo 3.

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Pling. Pling. Pling. Oigo el golpe de las piedras contra el cristal de mi ventana. Sorprendida, me froto los ojos para despejarme y aguzo el oído.
Sí, no había oído mal, alguien está llamándome desde fuera.
Me asomo al alfeizar de la ventana esperando que sea una simple alucinación, pero veo a un hombre mugriento en el jardín delantero. Mi padre.
- Cass, hazme el favor y ven y ayúdame a entrar sin que mamá se entere! - dice tratando de hablar bajito.
-  Que haces aquí a estas horas? Y dónde has estado? - pregunto recelosa.
- Te lo explico luego...Cass por favor!
- No me llames así! Sólo las personas que me quieren lo pueden hacer.
- De verdad piensas eso? Que no te quiero? Cass, eres mi vida entera. De verdad. Te quiero más que a nada.
- Y por qué te vas durante meses enteros dejando a mamá sola?
-Yo...ojalá pudiera quedarme, enserio.
Bajo las escaleras lo mas despacio posible, quiero que piense que no le voy a ayudar.
Quito el seguro en silencio y veo como mi padre, resignado, ya se está marchando.
- Eh! psst...papá!
No me puedo creer que estuviese dispuesto a irse otra vez, sin más.
Se da la vuelta, sorprendido, y empieza caminar hacia la casa.
-Gracias- susurra entrando por el umbral. Noto que está sucio y sudoroso. Se acerca a la cocina y enseguida empieza a buscar algo que comer.
- Eh, por qué no hay nada?
- Mamá no suele hacer la compra, sabes, ha estado deprimida desde que te fuistes.
- Oh, Cass... lo siento. Sé que piensas que os he abandonado pero no es así.
- Esta vez me vas a dar una explicación.
- No puedo Cass...no puedo.
- No me llames así!- grito levantándome de la silla y pegando un puñetazo en la mesa.
No responde.
Me mira a los ojos, se levanta y sube las escaleras, apesadumbrado.
A mitad de camino, susurra:
- Siempre te querré. No lo olvides.
La rabia me retuerce las entrañas. No puede desaparecer como si no importasemos nada, y al aparecer hacer que todo está perfecto, como si no hubiera dejado a mi madre sola con una hija de la que no puede hacerse cargo. No puede.
Le odio.

Espero a que mi padre desaparezca en su cuarto para subir las escaleras.  Me tumbo en la cama y trato de ordenar mis pensamientos.
Mi padre nos abandona durante meses, sin decir donde está, nada. Deja a mi madre deprimida, y sola.
Y pretende que le perdonemos.

Decido salir y ver a Rich, al que no llamé porque ayer rompió su movil tratando de convencerme de que era irrompible.

Me visto con lo primero que encuentro y cojo mi mochila.
Mientras camino hacia la casa de Rich, escucho música. Música de verdad, de la que te tiende la mano y te saca del profundo hoyo durante los instantes que dura la canción.

sin procedenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora