Ashley.
—¡Llegamos! —anuncié en un grito, riendo, mientras entraba desde los hombros de Ben.
—Hola, qué bueno que están de regreso —saludó Gwilym mientras bajaba, estaba sin nada puesto de la cintura para arriba, no pude evitar sonrojarme.
—Hola, Gwilym —me bajé, con cuidado de los hombros de Ben—. ¿Crees que podría usar el baño para asearme? —le pregunté al mismo, quien miraba con confusión a Gwilym.
—Claro, ve tranquila —contestó con una sonrisa cortés y subí las escaleras para encontrarme con un pasillo lleno de habitaciones.
No sabía cuál era el baño.
Me daba algo de inseguridad abrir cada una de las puertas para averiguar cuál es era la correcta. Traté de adivinar, pero aquello era estúpido, evidentemente aún así no estaba segura.
—Al fondo en la derecha, ¿no es lógico? —dijo Gwilym apareciendo detrás de mi, aún sin camiseta.
Me exalté por su repentino aparecimiento y maldije en un murmuro.
—Gracias, señor cerebro —lo molesté, elevé una ceja y fui hacia a donde él me indicó, y efectivamente, era el baño.
Tampoco confiaba del todo en Gwilym, sabía que es un poco bromista en sus días de buen humor.
Entré, cerré la puerta y me deshice de mi ropa dejando la nueva en una pequeña silla que yacía allí. Entré a la ducha y el agua tibia recorrió mi cuerpo sacando todo el estrés acumulado del día, después de eso, finalmente me iría a dormir.
Terminé mi larga ducha y me puse uno de los pijamas que compré, tampoco dejé que gastaran en mí allá. Una vez lista, bajé de nuevo y en la sala, me encontré de nuevo con Gwilym. Ya era tarde, demasiado, en realidad, por lo cual ya todos se habían ido a dormir a sus respectivas habitaciones.
—¿Ya estás lista para ir a dormir? —dijo él, sin dejar despegar la vista del televisor.
—Sí, lista —respondí con una sonrisa, ya no me causaban tantos nervios después de todo.
—Bien, vamos —se puso de pie, tomó el control, apagó el gran televisor y me indicó que lo siguiera mientras subíamos. Yo lo seguí e ingresamos a una habitación.
—¿Aquí es donde dormiré? —pregunté sonriente mientras miraba el lugar, detalladamente.
—Si no eres delicada, sí —respondió y me miró divertido.
Dejé de pasear mi vista y la posé en él. Pensé en lo hermoso que era, realmente de cerca.
—Estoy acostumbrada. Mi habitación está peor —bromeé y me reí.
Gwilym me imitó, pensando tal vez en lo poco atractivo que sería eso.
—¿Gracias? —dijo Gwilym, sin comprender del todo.
—No, no, lo que quise decir es que no tengo problema en dormir donde aquí, o donde creas conveniente —me retracté y le sonreí.
—Bien. Espero también estés acostumbrada a dormir acompañada —se recostó en la pared con una expresión divertida.
—¿El perro de mi madre cuenta? —pregunté riendo.
—Si me considerarías un perro, sí —respondió riendo conmigo, pero cuando procesé lo que dijo, mi risa cesó.
—¿Acaso vas a dormir... —me interrumpió.
—Es mi habitación. No pretendes que duerma con afuera con la perra de Ben. ¿O sí? —inquirió.
—Yo no tengo problema —respondí, ciertamente nerviosa.
—Genial. Tampoco yo —sonrió señalando la gran cama—. Bien acomódaate —dijo comenzando a sacarse los pantalones.
—¿¡Qué se supone que haces!? —pregunté alarmada al verlo. La sangre se instaló en mi cara, y con ella, el intenso color rojo.
—Desvestirme para dormir —respondió con simpleza—. ¿Qué? Te apuesto a que también lo haces y aquí eres penosa conmigo —dijo haciéndose el inocente.
Efectivamente yo dormía en ropa interior, pero no dormiría semidesnuda con Gwilym Lee, aunque mi conciencia me dijera que es lo que fantaseé por meses, no lo haría. Hay algo llamado pudor, acaba de conocerme hacía unas horas.
—Duermo en pijama, como ahora —mentí acostándome en la gran cama, estaba dándole la espalda, de inmediato cerré mis ojos intentando dormir.
Comencé a dormitar, y más tarde sentí un peso más en la cama, era Gwilym, pero sentí cuando se habia puesto unos pantalones de dormir, gracias al cielo.
#
Un brazo rodeando mi cintura me despertó, abrí mis ojos rápidamente y recordé quien era, deapacio, me giré a verlo. Se veía adorable durmiendo.
Cuanto había fantaseado con verlo dormir junto a mí. Me distraje y miré sus labios, levemente entreabiertos.
—¿Deseas besarlos? —habló de pronto, aún con los ojos cerrados. Me había pillado fisgoneando y fantaseando en su propia cara.
Mis mejillas se tiñeron de color carmesí, y en un dos por tres, sentía como estas ardían.
—¿De que hablas? —volteé sonrojada y me enderecé en la cama, sacando su brazo de mí.
—Te vi, no lo niegues, veías mis labios con deseo —comentó divertido y se estiró en la cama mientras jadeaba.
—Estás mal —negué con la cabeza y me levanté rápidamente para dirigirme al baño, cuando me haló a él.
—Sé que querías besarme, hazlo —susurró acercándose a mi.
—Gwilym... No quiero —traté de no caer pero mis ojos se cerraban ante la cercanía de su angelical rostro hacia el mío, sentía que iba a morirme en ese instante.
ESTÁS LEYENDO
Fangirl Dream [Gwilym Lee]
Romance«¿Enamorarse de una Fan? Es algo que nunca ha pasado por la mente de alguna celebridad a menos que sea una simple pregunta en alguna entrevista. Pero cuando ella llegó a mi vida, me he dado cuenta de que no sólo ella cumplió su sueño, si no que ta...