Capítulo 5

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Desperté con el ligero presentimiento de que alguien me observaba.
Al abrir los ojos y lo primero que veo son dos ojos azules observarme fijamente. Louis estaba sentado en una silla frente a mí.

-Buenos días -Sonríe.

Con esto confirmo una vez más que lo que sucedió no fue un estúpido sueño. La realidad es está: Estoy en un lugar en el que jamás había estado antes, al cual no he venido por voluntad propia si no que fue a la fuerza por una persona que no conozco. En otras palabras... Me tienen secuestrada.
Y lo más ilógico es que éste hombre me trataba bien. Más bien de lo que mis propios padres hayan echo antes.

Despacio me siento en la cama y me estiro cerrando los ojos mientras suelto un largo bostezo. Al abrirlos nuevamente pude ver a Louis mirando hacia el suelo con un semblante bastante triste; lo que de alguna manera me afectó. ¿Por qué él estaría así?

Después de debatir un millón de cosas en mi cabeza finalmente me decido a preguntarle que le sucede.

Quería hablarle, quería preguntarle sobre su estado de animo y tal vez... sobre él. Aunque seria ridículo, él jamás hablaría sobre su vida conmigo, fácilmente podría denunciarlo.

-¿Louis?- solté rápidamente antes de volver a iniciar una guerra en mi mente ante hablarle o no. Él levantó la vista, posando sus ojos sobre los míos, asiéndome erizar la piel.

-¿Qué? - su voz, a comparación de las veces anteriores, sonaba fría y distante. Suspiró antes de quitar la vista de mis ojos y posarlos nuevamente en el suelo.

-¿Estás...?- tenia miedo de hablarle, en realidad, el solo hecho de mantener una conversación con él me daba sensaciones de euforia, todo mi mundo se descoloca con solo pensarlo- ¿Estás bien?- el fijó su vista en mí. Parecía sorprendido y, a la vez, contento.

-S-si -asiente en respuesta- ¿Y tú? -¿Cómo responder esa pregunta?.
Me secuestraron y estoy encerrada en una habitación que  Díos sabrá en qué parte del mundo, pero la verdad es que me siento bien... estoy bien.

-Bien... -miré mis uñas, la manicura que me había hecho el día anterior de que volviera a casa desvaneció, eso me hizo pensar ¿Llevan ya dos días desde la última vez que me duché?, ¡Eso seria vergonzoso!- Eh... -volví mi vista a Louis quien volvió a recuperar su sonrisa- ¿Hace...? ¿Hace cuánto que no tomo una ducha? -terminé la oración desviando la vista a una de las esquinas de la habitación tratando de ocultar mis mejillas sonrojadas.

-Pues... eso deberías saberlo tú - Ríe. Mis mejillas ardieron aun más- ¡Hey! Tranquila, sólo es una broma.

-Para mí no lo es, esto es muy vergonzoso -le hablé más a la pared que a él, pero no iba a mirarlo, eso estaba claro.

-¿Estás enojada conmigo? -preguntó luego de unos minutos. Por el rabillo del ojo observaba todos sus movimientos, su expresión era calmada, lo que me hacía sentir tranquila.

-No... -hasta yo me sorprendí al escucharme responderle; no quería hacerlo pero al fin y al cabo lo hice.

-¿Quieres ducharte no es así? -lo miré y asentí.- Bien, arreglare eso -sin más se levantó de la silla dirigiéndose hacía la puerta, yo por mi parte hice lo mismo hasta que se paró de golpe haciendo que chocase contra su enorme espalda. Se giró mirándome, tuve que levantar la cabeza para llegar a sus ojos; él no era tan alto, pero yo si era de estatura muy baja, por lo que su mentón quedaba en mi frente- Tú te quedas aquí -susurró después de un rato, hemos estado más de dos minutos mirándonos a los ojos, estudiando lo que queríamos transmitir el uno al otro, y lo que él me transmitía era, aún que admito que es raro, tranquilidad y paz, eso me transmitían esos ojos verdeazulados en éste momento.- Ahora vuelvo -y salió rápidamente de la habitación dejándome inmóvil.

Stockhoml Syndrome (L. T y Tú)《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora