Capítulo 6

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*Pov Louis*

Me levanto del suelo para dirigirme a la sala; tenía que prepararme para lo que sea y prevenirme de todo. Cerré todas las puertas con llave y a las ventanas las trabé con seguro; saqué algo de mi ropa y la puse en mi cama. Lleno la tina con agua tibia, dejé un jabón sobre la tina junto la esponja y los productos del cabello a mi alcance así no tener que descuidarla ni un segundo.
Cerré la ventana del baño y di por terminado los preparativos.

Parado examinando todo, comencé a imaginar todas las cosas posibles que podrían pasar al estar ella aquí. Cosas prohibidas se cruzaban de inmediato... ¿Qué te sucede Tomlinson? ¿Estás tan excitado con cosas que sabes que no pasarán? 
Sacudo la cabeza en un intento de concentrarme en lo que era importante. Mierda... esto iba a ser un reto.
Miré todo a mi alrededor buscando algo, no sé qué, pero algo; mi vista se clavó en ese pañuelo blanco con el que la dormí aquélla vez, fue en ese entonces que recordé una vieja película. El secuestrador vendaba a se rehén para que no sepa qué cosas hay a su alrededor y la llevaba a la ducha donde él mismo lo bañaba... ¿Podría intentar eso con ______? ¿Cómo reaccionaría ella?

Dejé que mi mente batalle con las mil y una posibilidades de que todo salga mal y seguí a mi instinto e impulso; tomé el pañuelo entre mis manos y bajé al sótano. Saqué los seguros de la puerta y la abrí. Ella se encontraba dándome la espalda, me acerco un poco más y pude ver que está acomodando su cama. Aclaré la garganta para llamar su atención y ella se voltea a verme.

–Está todo listo. –dije apretando el pañuelo tras mi espalda. Ella asintió mirándome a los ojos, lo que me puso aún más nervioso, y comenzó a caminar lentamente hacia mí poniéndose justo enfrente mío, levantando la cabeza para verme a los ojos.

–¿Listo? –preguntó ella con cierto miedo en sus ojos. Asentí torpemente mientras apretaba el pañuelo con más fuerza.

–Primero te diré las reglas –______ no dijo nada, por lo que continúe–. Regla número uno... Yo te cargaré hasta el baño –levanta una de sus cejas.– Regla número dos... Para irnos tendré que vendarte –saqué el pañuelo de mi espalda, ______ lo miró horrorizada– No te preocupes, no te drogaré, solo no podrás ver. Por último... –ella estaba atenta a todo lo que le decía.–Regla número 3... Tendré que vigilarte mientras estás arriba... Todo el tiempo. –No sé si se puso más pálida de lo normal pero lo que noté fue que estaba aterrada. Sin esperar respuesta me acerqué a ella y cuando estaba por vendarla, retrocedió.

–No, por favor... –Su voz se oyó débil y atropellada, sus manos temblaban y sus ojos estaban cristalinos. Pero no solo eso, estaban apagados, sin ese brillo que tanto los caracterizaba y los hacían tan especialmente preciosos.

Me desgarró por dentro.–Lo siento...pero no puedo arriesgarme.– Me acerqué más a ella, cada paso que daba era un paso que ella retrocedía, hasta que chocó contra la pared.

–Por favor... –susurró, una lágrima se escapó de sus ojos. Limpié delicadamente la pequeña lágrima con mi pulgar.

–Shh...No llores. –Acaricié su mejilla con mis nudillos. –Prometo cuidarte, pequeña... –Otra lágrima cayó, me acerqué aún más a su rostro y deposité un suave beso en su mejilla deteniéndola. Le mostré el pañuelo y ______ cerró los ojos, puse el pañuelo sobre ellos y lo amarré no tan ceñido, pero lo suficiente como para que no se le saliera.- Voy a cargarte. –anuncié, más ella no se movió. Me coloqué más cerca, lo bastante como para tener su rostro a centímetros del mío, tentándome. Luego le permití a mis manos viajar libremente desde su cintura hasta sus muslos y de ahí tomé ambas piernas llevándolas a la altura de mi cintura, guiándolas a rodearme. Finalmente ella me rodea el cuello con los brazos y hunde su cabecita bajo mi hombro. Reposé mi mentón sobre su cabello y empecé a caminar en dirección a la puerta. Tengo, sin embargo, la vista clavada en ella. Quién quiera que la mirase, la hubiese comparado con un pequeño e indefenso bebé.

Stockhoml Syndrome (L. T y Tú)《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora