¡Que nunca muera el niño que fuiste!

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Y hasta aquí mi corto relato, mi anhelada niñez cada vez se va quedando más atrás.

De ella hay que aprender mucho, y por supuesto, hay que saber gestionarla. Él hacía lo que quería y por eso tenía aficiones y felicidad, por eso nunca se rendía y tenía tiempo de dejar volar su imaginación, mientras utilizaba como un maestro su inagotable fuente de energía y su extrema paciencia.

Pero, sinceramente, creo que eso no puede ser que se pierda. El ser humano no puede cambiar tanto en la vida. Sí, es cierto, el ser humano madura y tiene otras necesidades y unas nuevas preocupaciones.

Un adulto no puede pararse a contemplar las nubes, ¿o sí?

Personalmente y esta es mi conclusión y mi modelo de vida, creo que un adulto puede tener todo eso. Pero ha de tenerlo escondido en un cajón y utilizarlo cuando se pueda, más nunca puede olvidarse de que está guardado. Ya que perdería la locura sana de un niño y su felicidad hasta por las cosas más pequeñas, y sus ganas de descubrir, progresar y nunca desfallecer en el intento de ser feliz.

Si el niño que fuiste mueres, estas perdido.

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⏰ Last updated: Jan 25, 2016 ⏰

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¡Querida niñez, como te extraño!Where stories live. Discover now