Poco a poco, y suerte de que aún soy joven, mi energía se agota más y más rápido, antes podía pasarme mil horas correteando sin parar y seguir teniendo ganas de saltar poco después. Eso mismo también me ocurrió con la paciencia, antes podía pasarme mil horas mirando cómo se caían las hojas de los árboles, hasta encontrar una explicación 'lógica'.
Son dos bienes muy preciados que él tenía, y que los gestionaba divinamente, por ejemplo, él se cansaba durante todo el día y quemaba todas sus energías para poder dormir y recargar y si extrañamente eso no sucedía, tenía paciencia, ya que sabía que tarde o temprano se acabaría durmiendo. Y eso es lo que exactamente aún me pasa pero al revés.
Todo lo que el necesitaba era ser paciente y tener las energías recargadas, por desgracia se debieron de agotar rápidamente, pues ya no me queda ni lo uno ni lo otro.
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¡Querida niñez, como te extraño!
Short StoryÉrase una vez un escritor sin ideas, un chico común y sencillo que antaño desbordaba imaginación pero esta, poco a poco se fue secando y apenas quedan ya las reminiscencias de lo que su mente fue. De pequeño le apasionaba la lectura y afortunadament...