En un primer instante no pude reaccionar, pero en seguida quite mi mano de la suya.
-¿Pero qué diablos haces?
-Nada, simplemente pensé que estabas demasiado cerca de ese chico.
-Y? Yo hago lo que me da la gana.
-¿Te esta molestando?
-Sí, vayámonos.Le cogí de la mano y nos fuimos de allí. Ni siquiera miré hacia atrás, no me pareció bien lo que hizo.
-¿Te encuentras bien Ariel?
-Sí, no te preocupes. Vayamos a mi casa, seguro que estaremos más tranquilos.
-Mejor a la míaMe lanzó una sonrisa, y vaya sonrisa. Nunca me había fijado tanto en él como ahora.
Subimos al ascensor, estaba muy cabreada y no entendía nada.
Marcos sacó sus llaves y abrió la puerta de su apartamento.-Pasa, Ariel. ¿Quieres tomar algo?
-No gracias, estoy bien.Me cogió de la mano y me llevó hacia su habitación. No me importaría tumbarme encima de él y besarle.
Y así fue, me tiró en la cama y empezó a besarme.Besaba muy bien y me estaba poniendo cachonda. Y justo en ese momento algo nos sorprendió. Unos fuertes golpes contra la puerta.
-Espera aquí Ariel.
Marcos fue hacia la puerta, abrió y lo siguiente que pude escuchar fue un gran golpe. Corrí hacia allí y de nuevo era él.
-¿Pero qué estás haciendo?
Me miró y tengo que decir que nunca vi una mirada tan penetrante, ¿estaba enfadado? ¿Pero por qué?
Se acercó lo suficiente a mí, me cogió del brazo y me saco de allí.
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Diario de una sumisa
RandomY es verdad lo que dicen de "cuantas más cosas te prohiben más tentaciones hacía ello".