Mi dedo se deslizó una y otra vez sobre su botón, lentamente al principio, y después incrementando la velocidad. Sus caderas comenzaron a retorcerse una y otra vez y gimió en voz baja. Quería saborearla. Nunca había lamido el coño de una chica antes, y estaba abrumado por el deseo de probar su dulzura.
Muy lentamente, levanté sus sábanas apartándolas del camino y las dejé caer por el borde de la cama. Sus pechos eran redondos y tentadores debajo de la tela de su camisón, y su vientre plano se elevaba y descendía tentadoramente con cada respiración. Ansiosamente, agarré la pretina de sus bragas y tiré. Fue difícil, pero me las arreglé para quitárselas sin despertarla.
Me recosté sobre mi estómago al pie de su cama y poco a poco separé sus piernas. Usando mis dedos, separé los labios de su vagina y vi su coño por primera vez. Los labios eran suaves, su botón estaba erecto y brillando, y sus labios eran de un color rosáceo y estaban sonrojados. Bajé mi rostro e inhalé, respirando su glorioso aroma. Mi lengua empujó cautelosamente contra su clítoris. Soltó un ligero jadeo, y moví rápidamente mi lengua contra él.
Al principio, provoqué a su clítoris lenta y suavemente. Mi lengua apenas la tocaba, y se movía perezosamente arriba y abajo. Su respiración comenzó a acelerarse, y mi lengua se movió más rápido en respuesta. La giré en círculos alrededor de su clítoris, y sus caderas comenzaron a empujar contra mí en respuesta.
Mi polla estaba dura como una roca y comencé a frotarla contra su cama. Sólo podía imaginarme introduciendo mi dura polla dentro de su jugoso coño virgen, desgarrando su virginidad y disparando mi carga dentro de ella. Quería que se corriera.Presioné mi lengua plana contra su clítoris y comencé a frotarla arriba y abajo, empujando con fuerza contra ella. Gimió con intensidad, y sus talones se clavaron en el colchón, empujando su coño contra mi cara. Mi lengua se movió más y más rápido, y su aliento comenzó a salir en temblorosos jadeos. Sus piernas temblaban y pude sentir toda su entrepierna palpitando bajo mi lengua. Jadeó fuerte, y su cuerpo entero comenzó a temblar conforme tenía un orgasmo. De algún modo, mi milagro de Dios, no se despertó.
Mi polla estaba dolorosamente anhelante, y palpitaba y latía, desesperada por empujar dentro de su apretado y húmedo co**ño. Sabía que podía tomarla, podría empujar mi dura po**lla dentro de ella y tomar su virginidad antes de que siquiera supiera qué estaba sucediendo. Pero no podía hacerle eso a ella. Me sentía lo bastante culpable por aprovecharme de ella mientras estaba dormida, incluso aunque acabara de darle un increíble orgasmo. Tan desesperadamente como quería follarla, no podía hacerlo de esa manera. No lo haría.
Sintiendo el aguijón de la culpa y el remordimiento, traté de ponerle de nuevo sus bragas. Se removió varias veces, y supe que no había forma de que pudiera volver a ponérselas sin despertarla. No podía dejar sus bragas ahí para que las encontrara, así que las metí en mi bolsillo y volví a taparla con las sábanas.
De regreso en mi cuarto, sostuve su ropa interior contra mi nariz e inhalé profundamente. Su aroma permanecía en ellas, y me seducía. Recordé el dulce sabor a miel de sus jugos en mi lengua, y los temblorosos jadeos que hizo cuando tuvo un orgasmo, y me corrí con sus bragas aun cubriendo mi rostro.A la mañana siguiente, me saludó en la mesa del desayuno como si nada raro hubiera pasado. No supe qué pensó cuando despertó sin su ropa interior puesta, pero no me preguntó nada al respecto. Sentí que me había salido con la mía, y decidí nunca tocarla de nuevo sin su permiso.
Estaba anhelando tenerla de nuevo a solas, pero nuestros padres estuvieron en casa durante casi toda la semana. Fue jueves por la noche antes de que se salieran de nuevo, para ir a un cóctel en la casa del jefe de mi padre.
Después de que se fueron, me senté en el sofá y tomé el control remoto. Encendí la televisión y comencé a cambiar canales, esperando que _______ se me uniera. Como era de esperar, entró paseando en la sala usando nada más que su largo suéter y sus bragas. Se dejó caer a mi lado en el sofá y echo sus piernas sobre mi regazo.