TREINTA Y TRES

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-¿Emily qué sucede?

Me refugio en los brazos de Victoria, estuvimos una hora esperando al joven de seguridad, vimos a la persona en cámaras, pero ni ellos ni nosotros supimos identificar quien era.

Romeo procede a contarle a su mama lo que sucedió. Poco q poco las lagrimas comienzan a derramarse de los ojos de Victoria.

-Victoria... ¿Estas llorando?- ella me suelta,se aproxima a David y lo abraza.

Cruz se acerca a mi al ver mi estado y envuelve su brazos al rededor de mi.

-¿no quieres pasar mejor a ver a Brooklyn?

-yo... no sé, tengo miedo.

-puedes platicarle, tal vez y te escuche.

-¿no puede hablar o porque lo dices?

-Emily... Le tuvieron que inducir un coma para que sus signos vitales no se siguieran alterando demasiado.

Le pregunto por la habitación y me dirijo a ella. Al llegar a la puerta 514 dudo antes de entrar, tengo miedo de lo que pueda encontrar adentro.

Respiro hondo antes de tomar de nuevo el pomo de la puerta y abrirla por completo.

Brooklyn se encuentra inmóvil en una cama, sus ojos están cerradas y la maquina a su lado suena con pitidos, pero él no está presente como debería. Tomo asiento a un lado de su cama y tomo su mano entre las mías.

-Brook, Cruz dice que a lo mejor y puedes escucharme, en verdad no lo sé, solo sé que me estoy cansando, me estoy agotando y mis fuerzas ya no dan para más , quisiera que las cosas fueran como al principio y nada de esto hubiera ocurrido, que te encontrarás aquí apoyándome, Brook... Ya no puedo..., primero sucede tu accidente y luego quien sabe que loco secuestra a David y Emily, no se que hacer, por favor regresa pronto con nosotros... Te necesitamos, te necesito.

Recargo mi cabeza en su regazo, esperando que algo inevitable suceda, pero él se mantiene como en un principio; con los ojos cerrados e inmóvil.

-Brooklyn, por favor, regresa con nosotros, no solo somos nosotros dos, están tus padres, tus hermanos... Y tus hijos, ellos mas que nadie ocupan un padre que los enseñe a jugar fútbol, andar en bici, a lo que sea, pero que esté presente.

Las lagrimas siguen descendiendo por mi rostro. Estaba tan enojada con Brooklyn que creía que nada referente a él me importaba... Pero me equivocaba, pues al recibir la noticia de su accidente todo s e uno cuesta abajo.

Solo quiero que él se recupere y así tan siquiera no tener tanta desesperación y complicación dentro de mi cabeza y corazón.

Una llamada entra en mi celular, me levanto para atenderla, como se que Brooklyn se encuentra bien dentro de lo que cabe, salgo al pasillo.

-¿mami?... Ven por nosotros... Tenemos miedo.

-¿pequeña?... ¿Donde están?... ¿Quién está con ustedes?

Escucho un golpe del otro lado y luego la voz de un hombre comienza a hablar por el auricular.

-¿te han dicho que tu hija es una malcriada? Merece unos buenos golpes.

-no te atrevas a tocarlos a ninguno de ellos, dime donde demonios los tienes, te doy lo que quieras.

-¿enserio crees que te diré donde los tengo?, sigues siendo tan ilusa como hace años cuando gotee tu bebida.

-eres Alfredo... Por favor te lo ruego, haré lo que quieras pero regrésame a mis hijos.

-mm... Yo diría que... No, mejor te llamo después y te digo lo que me apetece que hagas.

MADRE SOLTERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora