Capítulo 4

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Una semana había pasado desde el día en que me desperté del sueño sobre Dallas en mi habitación luego de levantarme de mi desmayo en la entrada de mi casa. Desde el día en que había encontrado a ese chico rebuscando en mi basura.

En todos estos días lo único que estuvo pasando por mi mente fue el hecho de que me seguía sintiendo observada a cada momento del día, solo que últimamente el sentimiento había aumentado, así como también mis pesadillas, ya no estaba Dallas en todas ellas pero si me encontraba con un mundo completamente diferente, un lugar oscuro lleno de tristeza, con gente llorando, peleando y escapando. Era un mundo extraño, nada parecido a algo que yo conociera ni que hubiera visto en una película, inclusive la gente con la que me encontraba en todo mi camino era muy diferente, tenían alas, parecían ángeles. Lo único que me hacía entender que estaba soñando.

No había vuelto a encontrarme con ese tal Dallas, aunque esperaba hacerlo para increparlo y saber si era cierto que había entrado en mi habitación aquel día, me acostó en mi cama y peor aún que se sentó en mi sillón a observarme mientras dormía.

De: Milla
Para: Freya
Asunto: Hello

Tierra llamando a Freya, hace días que no tengo noticas de ti.
¿Te abdujeron los aliens?
Llámame

Milla

Dios no me había percatado de que me retraje del mundo durante todos estos días en los que estuve encerrada pensando en ese chico, no pensaba en el porque me gustara. Sino que quería saber de dónde había salido y como había entrado a mi casa, quería descubrir que quería de mí.

De: Freya
Para: Milla
Asunto: RE: Hello
Perdón Mills, estos días estuve súper ocupada con unos temas familiares que no tienen importancia ahora. Quieres ir a tomar un café esta tarde?

Freya

Mande el mail y me fui a tomar un baño, sentía una horrible contractura en la espalda y seguro que el agua caliente y el aroma a rosas me iba a relajar. Entre en el baño, abrí el agua caliente y mientras se llenaba la bañera me pare frente al espejo y me quede unos momentos viéndome. Nunca me había sentido acomplejada con mi cuerpo, no era una belleza descomunal pero tampoco tenía un cuerpo horrible, consideraba que estaba... bien. Lo único que no me gustaba era la cicatriz que tenía en la espalda una línea recta de unos quince centímetros justo en el centro.

Cuando el baño estuvo listo me sumergí y deje que mis músculos se relajaran con el agua caliente. Me recosté y deje que mi mente se liberara, que mis pensamientos volaran.

...la necesitamos, debemos traerla de inmediato. Solo ella puede salvarnos tráela... -una anciana se encontraba gritando a alguien a quien no podía ver- ella es nuestra única esperanza... apúrese por favor.

-Lo hare Madamme Grimm, voy a traerla sana y salva. Se lo prometo -un joven se encontraba frente a ella. Sus alas de un blanco inmaculado no me permitían verlo bien

-Que así sea... jov...

-¡Freya! ¡Freya! -los golpes a la puerta del baño me sacaron de mi sueño, momentos antes de que pudiera ver al joven frente a la anciana- ¡Voy a tirar la puerta abajo si no me abres, FREYA!

-¡Ya voy! -salí de la bañera y me cubrí con una toalla para ir a ver qué es lo que mi madre quería -¿Qué ocurre? Estaba tomando un baño

-Te estoy llamando hace media hora, sabes que detesto cuando te quedas dormida en el agua, es peligroso podrías ahogarte

-Madre... es una bañera del tamaño de un niño de 8 año sería prácticamente imposible que me ahogara dentro

-No me vengas con cuentos, si te digo que no te duermas en la tina, no te duermas y punto ¿Te ocurre algo cielito? Hace días que estas medio desconectada del mundo. Baja la comida esta lista

Mi madre no me dejo siquiera responder a su pregunta, se dio media vuelta dejándome sola para frente a la puerta del baño chorreando agua.

Termine de secarme y me dirigí nuevamente a mi cuarto, me senté en la computadora respondí el mail de Milla acordando que nos veríamos a las 5 en el mall y me dispuse a escribir lo que había soñado como estaba haciendo desde que había tenido el primer sueño sobre este extraño mundo. Solo me tomo unos minutos y mi madre me había vuelto a llamar dos veces más, no tenía mucha hambre pero considere que sería buena idea bajar para dejar de preocuparlos a ella y a George.



FreyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora